La empresa atacada debe enfrentarse a pérdidas de información externa e interna.
Es muy probable que en 2019 se produzcan nuevos casos de ciberataques a la cadena de suministro, que podrían infectar rápidamente millones de sistemas, afectando en gran medida a la confianza de los usuarios.
Así se establece en un informe de Panda, especialista en soluciones de seguridad informática, que explica los efectos negativos derivados de un ataque de este tipo no sólo afectan en el corto plazo, sino que pueden extenderse mucho tiempo.
En primer lugar, la empresa atacada debe enfrentarse a pérdidas de información externa, pues los ciberdelincuentes obtendrán información y datos de los usuarios, lo que supondrá una pérdida de confianza por parte del consumidor.
Si un cliente se ve envuelto en un episodio de este tipo, seguramente le costará volver a utilizar la misma plataforma, algo a lo que ya ha tenido que enfrentarse British Airways tras un ataque en septiembre de 2018.
Además, la compañía verá muy perjudicada su seguridad a nivel empresarial, pudiendo sufrir el robo de datos internos o incluso información confidencial, con las consiguientes consecuencias negativas para su actividad.
En otro orden de cosas, el hecho de haber sufrido un ciberataque puede ser la prueba de que está incumpliendo el Reglamento General de Protección de Datos, por lo que no solamente tendría que asumir la pérdida de información, las consiguientes pérdidas económicas y la mala reputación, sino que se enfrentaría en ciertos casos a una sanción millonaria.
Los 'hackers' suelen utilizar un código malicioso que introducen en los procesos de software mediante algún programa desarrollado por terceras personas o entidades. Una vez, aplicado, el código permite acceder a toda la información de la empresa que necesitan.