La Unión Europea aprobó en 2020 el Paquete de Movilidad, que incluye diferentes medidas legales, incluyendo las que se refieren a las modificaciones introducidas al Reglamento sobre tiempos de conducción y descanso, y utilización del tacógrafo.
Una de las novedades es la referida al tacógrafo inteligente de segunda generación, que permitirá registrar de forma más precisa la posición y labor de los conductores para controlar la nueva regulación sobre deslocalización de conductores en transporte internacional, las limitaciones a las operaciones de cabotaje y otras medidas para garantizar una competencia más leal.
Además de la obligación de instalarse en los vehículos nuevos adquiridos desde el 21 de agosto, con las salvedades establecidas por el régimen excepcional aprobado a finales de agosto, la reglamentación europea establece un plazo transitorio para la sustitución de los vehículos equipados con tacógrafos de anterior generación.
Así, los vehículos con un tacógrafo analógico o digital no inteligente tendrán que instalar un tacógrafo inteligente de segunda generación antes de que finalice diciembre de 2024. Igualmente, los que lleven instalado un tacógrafo inteligente de primera generación deberán sustituirlo por el de segunda generación antes de agosto de 2025.
Según los datos de Fenadismer, en España la flota de transporte público por carretera tanto de mercancías como de viajeros que realizan transporte internacional, que se han visto afectados por esta nueva regulación, supera los 140.000 vehículos, de los cuales 131.000 son camiones o tractoras, y 11.000 autobuses.
A nivel europeo, entre 800.000 y 1.000.000 vehículos de transporte tendrán que realizar la adaptación de sus tacógrafos, por lo que los fabricantes deberán incrementar su producción de forma extraordinaria en los próximos meses. Continental, por ejemplo, trabaja a triple turno con una producción semanal superior a los 18.000 aparatos de control.