Un estudio de la Iru dado a conocer a primeros de este mes de septiembre apunta que los transportistas de todo el planeta están comprometidos con la descarbonización, pero al mismo tiempo, también están preocupados por el impacto que tiene este proceso, especialmente en lo relacionado con aumento de costes, falta de infraestructura adecuada e incertidumbre legislativa.
El análisis de la organiación internacional concluye que un 70% de los transportistas del planeta está preocupado por la descarbonización, porcentaje que asciende al 80% en el caso del continente europeo.
Con más detalle, y por lo que respecta a Europa, un 42% de los transportistas estiman que la descarbonización implicará aumentos de costes que no se trasladarán a los clientes, un 30% peinsa que no hay apoyo de las Administraciones públicas para que el sector afronte este proceso con garantías y otro 28% cree que la descarbonización aporta un alto grado de complejidad al sector.
Así pues, en este complejo panorama, un 90% de los empresarios de transporte de todo el mundo prevé invertir en nuevos camiones diésel, mientras que un 50% de todos ellos también contempla destinar dinero a energías alternativas en los próximos cinco años, especialmente biocombustibles, que es la alternativa más realista, eficaz a corto plazo y menos costosa.
A la vista de estos resultados, la Iru apunta que sin las condiciones adecuadas, el transporte no estará en condiciones de impulsar adecuadamente este proceso de descarbonización y pide a las diferentes Administraciones que incentiven la inversión en vehículos sostenibles, minimicen los riesgos que afrontan las empresas en el proceso y desarrollen las infraestructuras necesarias para asegurar la rentabilidad a medio y largo plazo de las inversiones.
