Un reciente análisis de Transporeon dado a conocer esta semana indica que el coste total de adquisición, o TCO (total cost of ownership, por su acrónimo en inglés) de los camiones eléctricos alcanzará la paridad con los de motor de combustión en los Países Bajos durante 2026.
Podría pensarse que esta situación es cosa de la evolución de los precios o de un aumento de los costes del gasóleo, pero, sin embargo, esta equiparación de costes tiene que ver en su mayor parte por los impuestos.
En particular, el nuevo sistema de pago por uso en función del nivel de emisiones contaminantes que se introducirá en las carreteras neerlandesas el año que viene será el factor decisivo que provocará que en algunas rutas, especialmente las más largas, sea más rentable para las empresas de transporte el uso de unidades eléctricas, en vez de conjuntos diésel.
Además, parece que esta será la línea que poco a poco, lentamente, pero sin pausa, irá imponiéndose en todo el Viejo Continente, del mismo modo como ya sucede en los países nórdicos, en Suiza y como parece que está pasando también en Francia, país clave para los tráficos de mercancías españolas hacia el resto de Europa.
De igual modo, también impulsarán la rentabilidad de los camiones eléctricos otra tasa como el ETS2.
Así mismo, se espera que la expansión de la red de recarga también impulsará un mayor uso de camiones eléctricos, al menos en aquellos países que sean capaces de implantar una malla adecuada a las necesidades de estos vehículos, tanto por capacidad, como por ubicación cerca de los puntos neurálgios de cada área geográfica.
También cabe decirse que las autoridades neerlandesas han activado una serie de subsidios para facilitar la compra de camiones eléctricos que, a tenor de los datos, está impulsando decisivamente la matriculación de este tipo de vehículos en el país.
