De todos es bien sabido que la electrificación del transporte no es únicamente una cuestión centrada en invertir en nuevos camiones alimentados por energía eléctrica.
Así mismo, también es del dominio público que el principal talón de Aquiles de este proceso de transición energética se encuentra en el pobre despliegue de la red de recarga y en el necesario aumento de capacidad para suministrar las importantes necesidades de los vehículos pesasdos.
Esta misma semana, la Iru ha dado a conocer un estudio que destaca las dificultades que tendrían las redes eléctricas de los diferentes países europeos para atender las necesidades energéticas de una flota de vehículos pesados totalmente electrificada.
De manera particular, la organización internacional estima que en el caso español, una flota pesada totalmente electrificada consumiría un 19% de todo el potencial del país, cifra idéntica a la que supondría en Letonia y un 1% por debajo del caso de la República Checa.
Peores son los casos de Polonia, donde una flota electrificada consumiría un 25% de la electricidad del país, y Alemania, con un porcentaje de un 23%.
