Mientras la Comisión Europea se prepara para celebrar una serie de reuniones de alto nivel sobre el futuro de la industria automovilística, los fabricantes europeos de camiones y autobuses mantienen su compromiso con la transición ecológica. Por ello, han advertido de que la falta de condiciones propicias para este cambio está poniendo al sector en riesgo por circunstancias que escapan a su control.
El sector ha invertido miles de millones en el desarrollo de vehículos de cero emisiones que pueden satisfacer todas las necesidades de transporte. Sin embargo, según los objetivos de reducción de CO2 para 2030, su cuota de mercado debe pasar de apenas un 3,5% en la primera mitad de 2025 a al menos un 35% en un plazo de cinco años.
Para ello, es necesario contar con conexiones adecuadas a la red, una regulación clara, precios competitivos de recarga, incentivos específicos para el cambio a la electromovilidad, tasas de uso de carreteras basadas en las emisiones de CO2 y otros elementos, pero todo ello sigue sufriendo retrasos.
Por lo tanto, los fabricantes de vehículos comerciales esperan poder transmitirle a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, los comisarios Hoekstra y Jørgensen, y otros responsables políticos, las medidas urgentes necesarias para que los objetivos de 2030 sean alcanzables y garantizar una transición justa y realista.
La Comisión Europea, en su opinión, debe acelerar la revisión del Reglamento sobre las emisiones de CO2 de los vehículos pesados, de modo que refleje mejor las interdependencias dentro del sector del transporte y la logística. Los fabricantes europeos de camiones y autobuses siguen comprometidos con impulsar la transición hacia la neutralidad climática, pero el éxito de la misión dependerá de una acción rápida y coordinada por parte de los responsables políticos para eliminar las barreras que se interponen en el camino.
