La 'Directiva Rider', llamada a cambiar el panorama laboral de los trabajadores de las plataformas digitales,ha quedado estancada después de que no consiguiera el apoyo de todos los Estados miembro de la Unión Europea.
Sin el apoyo de Francia que ha votado en contra, así como con las abstenciones de Alemania, Grecia o Estonia, este texto normativoya no verá la luz, salvo sorpresa, teniendo en cuenta el poco tiempo que queda para las próximas elecciones europeas y el necesario acuerdo tripartito de las instituciones europeas.
Esta normativa ya se frenó a finales de 2023 y ahora ha recibido una estocada de muerte, al no alcanzar unamayoría cualificadaque le hubiera permitido avanzar.
La 'Directiva Rider' tenía el objetivo de acabar con los falsos autónomos en el segmento de las plataformas digitales y, por ese motivo, presumía la existencia de una relación laboral salvo que se demostrara lo contrario en este segmento de actividad económica.
En este sentido, el objetivo de esta regulación europea era el de asegurar que se reconocen los derechos que corresponden a su trabajo real, ya sean autónomos o asalariados, mediante una serie de criterios como la restricción de horarios, los límites máximos de remuneración o la supervisión por medios electrónicos.
Sin embargo, el acuerdo para sacar adelante esta norma tampoco había convencido al transporte europeo, que abogaba por criterios uniformes en toda la UE para definir si una relación es de empleo o trabajo autónomo desde el principio, así como por mantener los sistemas de apelación nacionales y permitir que las plataformas colaboren con trabajadores autónomos genuinos sin asumir el estatus de empleador, siempre que cumplan con la legislación nacional o acuerdos colectivos.
