Oriente Medio lleva décadas convertido en un polvorín que en las últimas semanas amenaza con estallar definitivamente.
Al enfrentamiento armado entre Irán e Israel se ha sumado la semana pasada los Estados Unidos, que ha bombardeado territorio persa, circunstancia que se traducirá en una segura respuesta iraní.
Las autoridades del país ya valoran seriamente el cierre del estrecho de Ormuz, paso clave para una quinta parte del tráfico mundial de petróleo. De hecho, el régimen teocrático iraní ya venía estudiando esta posibilidad desde días atrás.
Los mercados de futuros han reaccionado de inmediato a esta escalada de los acontecimientos con fuertes subidas en el precio internacional del crudo. En este sentido, la apertura de las principales bolsas asiáticas ya refleja un incremento de un 4% este valor y el rally podría entrar en una espiral alcista a medida que se vayan incorporando los mercados de valores europeos primero, y norteamericanos después.
En concreto, según Bloomberg, esta pasada medianoche el Brent se disparó casi un 6%, hasta los 81,40 dólares, aunque durante la noche, la subida se ha ido suavizando y a primera hora este lunes aumentaba un 1,36%, hasta los 78,15 dólares.
Mientras tanto, desde el plano marítimo, las principales navieras monitorizan continuamente la situación en el eje mar Rojo-estrecho de Ormuz, toda vez que la situación también se reflejará en una mayor hostilidad hutí, aunque la mayor parte de los tráficos siguen desviados desde hace tiempo por el cabo de Buena Esperanza.
