El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado a finales del mes de abril una nueva orden ejecutiva que obliga a los conductores de camiones en el país a pasar una prueba de inglés. Desde la Casa Blanca, aseguran que esta normativa solucionará los problemas de comunicación que se producen entre los camioneros y los funcionarios locales o federales, lo que consideran un riesgo para la seguridad pública.
La orden busca conseguir que cualquier persona al volante de un vehículo comercial "esté debidamente calificado y sea competente en el idioma nacional". En este sentido, Trump considera que el inglés es un requisito de seguridad no negociable para los conductores profesionales, que tienen que ser capaces de conversar con el público en general, comprender las señales de tráfico, responder a las solicitudes oficiales y realizar anotaciones en informes y registros.
En este sentido, saber inglés permite a los conductores, según indican desde la Casa Blanca, comunicarse con los agentes que regulan el tráfico, las patrullas que se encuentran en los puestos de control fronterizo o los trabajadores de las básculas de pesaje, entre otros. Para Trump, es muy importante que sean capaces de recibir comentarios e instrucciones en inglés, por lo que ha definido la medida como "de sentido común".
No obstante, esta decisión podría afectar a la cadena de suministro al provocar que algunos conductores que no sean capaces de demostrar su dominio del inglés sean retirados de la carretera, un modo de transporte que sigue siendo imprescindible para hacer llegar las mercancías a todo el país de manera rápida y segura.
