La Autoridad Portuaria de Vigo ha recibido ya el informe sobre la competitividad del puerto en los tráficos de pesca congelada, que ha sido encargado a una auditoría externa para analizar el descenso en el movimiento de esta mercancía.
El principal objetivo del puerto era confirmar si los inspectores del Puesto de Inspección Fronterizo, PIF, actúan con excesivo celo en la aplicación de la normativa o si las retenciones de contenedores responden a actitudes arbitrarias.
En este sentido, el 84% de los entrevistados cree que la coordinación entre las administraciones inspectoras es escasa, por lo que reclama la puesta en funcionamiento de una ventanilla única. Asimismo, la mayoría indica que existe descoordinación en las inspecciones aduaneras y para-aduaneras, y cree que la del Servicio Oficial de Inspección, Vigilancia y Regulación del Comercio Exterior, Soivre, resulta innecesaria.
De hecho, un 95% de las empresas ha sufrido incidencias significativas en las inspecciones de los últimos meses, y la mayor parte afirma que las explicaciones recibidas no han sido satisfactorias y el trato ha sido inadecuado.
Aseguran que aunque no existan dudas sobre las condiciones sanitarias, cualquier problema documental como una errata o un sello desplazado origina incidencias y retrasos que pueden conducir al rechazo de la mercancía, con los consiguientes sobrecostes.
Del mismo modo, creen que existen diferencias de criterio entre los inspectores de Sanidad Exterior, que no muestran una actitud colaboradora y si existe un problema documental con un contenedor, paralizan la importación de toda la partida.
Comparación con otros puertos
Por otro lado, las empresas que están operando en los puertos de Marín o La Coruña, o en el de Leixoes, en Portugal, señalan una mayor rapidez y eficiencia, sumada a una mejor actitud por parte de los inspectores. Cabe resaltar que los inspectores son los mismos que en Marín, pero allí están más orientados a la solución de los problemas, según indican las empresas.
Además, los controles en puertos como Leixoes, o el holandés de Rotterdam, son más sencillos y requieren menos trámites. De hecho, mercancías rechazadas en Vigo han entrado por el puerto luso con la misma documentación.
Como resultado, el 45% de las empresas entrevistadas tiene previsto reducir sus tráficos en Vigo en los próximos meses o incluso abandonar completamente el puerto, lo que supondrá un descenso de 5.700 TEUs como mínimo.