(Este texto está escrito en febrero, antes del Real Decreto que desarrolla el marco legal aplicable a la estiba)
El sector de la estiba portuaria afronta este 2019 con el deseo de que, por fin, se complete y defina nuestro marco normativo. Y esperemos que así sea porque desde la conocida sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en el ya lejano diciembre de 2014, continúa la inseguridad jurídica.
Tras diversas vicisitudes se aprobó el Real Decreto-Ley 8/2017, pero aún es necesario que se regulen materias importantes como la formación requerida para los trabajadores o el funcionamiento interno de las sociedades de gestión de personal. Una vez desarrollada la Ley también tendremos que modificar los convenios colectivos vigentes para su adaptación al nuevo modelo y ahí estará Anesco, en la negociación, el diálogo y la búsqueda de acuerdos para mejorar el sector de la estiba por evolución, no por revolución.
Las perspectivas del tráfico portuario son positivas pero no podemos relajarnos. Nuestros puertos compiten en un mercado internacional muy tensionado. Otros países crecen a mayor ritmo que nosotros, por lo que no debemos seguir perdiendo oportunidades de futuro, para crear riqueza y empleo.
Por ello, tenemos que avanzar en una mayor flexibilidad de la organización del trabajo en la estiba portuaria, ya que así conseguiremos mejorar nuestros costes y calidad en el servicio, sin modificar derechos laborales.
[sumario]Es necesario que empresas, trabajadores y administraciones públicas abordemos los retos de presente y futuro conjuntamente, puesto que nuestros intereses son comunes.[/sumario]
En el mercado marítimo continúan las tendencias ya detectadas en años anteriores: mayor concentración y reducción del número de operadores, integración vertical de compañías en la cadena logística, mayor presión recaudatoria pública sobre las empresas, aumento de competencia y desarrollo de digitalización y automatización. Todo ello hace que los márgenes y el retorno de las inversiones en las terminales portuarias se sigan reduciendo.
Ante este escenario es necesario que empresas, trabajadores y administraciones públicas abordemos los retos de presente y futuro conjuntamente, puesto que nuestros intereses son comunes. Así, debemos fortalecer las mesas de diálogo social, consensuar cómo reducir ineficiencias actuales para ir mejorando la competitividad del sector, flexibilizar la organización del trabajo y apostar por la formación continua.
También en este 2019 tenemos que afrontar el reto de la automatización y digitalización del sector. Es una realidad que debemos abordar progresivamente, sin prisa pero sin pausa, para conseguir una evolución acorde con nuestros tiempos y con lo desarrollado por nuestros competidores, minimizando el impacto en el empleo y sus condiciones. Es un debate que no se puede demorar más.
Relevante en 2019 debe ser también la mejora de las conexiones ferro-portuarias. Inversiones y mejoras operativas para impulsar el transporte por mercancías multimodal. Es todavía una asignatura pendiente pues queda mucho camino por recorrer para el fomento del tráfico ferroviario de mercancías.
Por otro lado, creemos que es conveniente profundizar en el oportuno trabajo de reflexión iniciado sobre el ‘Marco Estratégico del sistema portuario’. Es importante definir un eficiente modelo de gobernanza de los organismos públicos portuarios, pero también lo es, y quizás más aún, debatir sobre su financiación y su política de inversiones. El modelo actual da síntomas de agotamiento.
Pedro García NavarroSecretario general de Anesco