Última milla y comercio electrónico, retos pendientes

Sostenibilidad, congestión y rentabilidad son los retos pendientes de las entregas de última milla, un segmento en el que la evolución del comercio electrónico marca el ritmo, mientras los entornos de las ciudades siguen condicionando una actividad con mucha competencia y márgenes estrechos.

22/07/2023 a las 21:56 h

Desde la irrupción del comercio electrónico a gran escala, la logística urbana no ha vuelto a ser la misma. Si hasta hace poco menos de una década, la distribución urbana de mercancías estaba dominada por repartos a los establecimientos comerciales de las ciudades, así como los repartos de mensajería entre empresas, de un tiempo a esta parte, la omnipresencia del comercio electrónico ha disparado la actividad.

Las entregas se han multiplicado, se ha ampliado el horario de servicio, el peso de los envíos se ha reducido y, además, con las entregas domiciliarias, los puntos de recepción para los envíos han crecido exponencialmente.

En definitiva, el comercio electrónico ha supuesto un cambio de paradigma en la logística urbana, un segmento de actividad que ya con anterioridad estaba sometido a fuertes presiones como la congestión, la escasez de plazas de carga y descarga o la seguridad.

Además, el canal on-line ha vivido una explosión, que con el paso de los años, ha visto la incorporación de plataformas de delivery y otras iniciativas que han hecho que las empresas haya tenido que redoblar sus esfuerzosen personal, equipos y tecnologíapara poder sobrevivir en uno de los sectores de actividad logística más competitivos.

[sumario]El comercio electrónico ha hecho evolucionar la logística urbana hacia el reparto domiciliario y ahora lo hace hacia entregas en consignas y puntos de conveniencia”.[/sumario]

De igual modo, si hasta hace poco el comercio electrónico parecía ceñirse a patrones estacionales marcados por épocas de grandes compras, como las Navidades u otros más relacionados con el sector, como pueda ser el ‘Black Friday’, ahora el canal on-line mantiene un intenso nivel de actividad prácticamente todo el año, pero sin dejar de lado los picos estacionales que incluso han sumado otros como el Día del Soltero.

Sin embargo, parece que se está intentando poner coto a las entregas domiciliarias, unos servicios costosos, sometidos además a altas tasas de devoluciones fallidas, lo que afecta a su rentabilidad.

Como consecuencia, en el sector parecen abrirse camino lentamente las consignas y los puntos de conveniencia como puntos más adecuados para dejar las entregas.

En esta línea presionan otros dos factores. Por un lado, desde el lado de la demanda, los clientes parecen apostar por la sostenibilidad de manera decidida, aunque sin olvidarse de los costes, especialmente en un escenario de aumento galopante de la inflación como el que se vive en las principales economías occidentales desde la invasión rusa de Ucrania.

El otro factor está relacionado con la oferta y está relacionado con la rentabilidad de la operativa de entregas urbanas. En un contexto de fuerte competitividad y de márgenes estrechos, los envíos a domicilio se convierten en todo un lujo, especialmente si se tiene en cuenta que los usuarios del canal on-line están poco dispuestos a pagar por los servicios, a no ser que ofrezcan un plus de rapidez.

Otro de los grandes retos de la última milla tiene que ver con la sostenibilidad medioambiental pero en otro plano, como es el que tiene que ver con la transformación energética de las flotasque se utilizan en estos servicios.

La logística urbana vive un proceso de transformación energética no exento de incertidumbres. La logística urbana vive un proceso de transformación energética no exento de incertidumbres.

Mientras los legisladores presionan para una electrificación definitiva de las flotas de reparto, los operadores ven este proceso como un coste añadido de difícil repercusión en los precios y se quejan de las escasas ayudas que tienen para afrontar un proceso que no tiene marcha atrás, así como de las trabas burocráticas para poder acceder a las subvenciones.

Lo cierto es que si hay un segmento de actividad logística y de transporte en el que la transformación energética es posible, es el de la última milla, con opciones tecnológicas cada vez más numerosasy con prestaciones que permiten afrontar una operativa racional.

Continúan las dudas sobre plazos y los operadores temen no contar con un escenario claro que les de seguridad jurídica y evite que se produzcan efectos indeseados como los que han afectado a las flotas alimentadas con gas a lo largo de todo 2022.

[sumario]Rentabilidad y sostenibilidad medioambiental son dos factores clave que articulan los servicios de distribución urbana”.[/sumario]

Finalmente, otro factor que condiciona la logística urbana es la regulación municipal, por lo general dispersa y heterogénea, con lo que se dificulta las operaciones en este ámbito.

Es cierto que cada ciudad tiene su propio modelo de distribución urbana de mercancías, pero también lo es que la logística no solo no supone una prioridadpara los responsables municipales, sino que incluso apenas se tiene en cuenta, salvo honrosas excepciones.

En este panorama se abren paso nuevos modelos de reparto urbano de mercancías. Difícilmente podrán comprender la utilidad que tienen los hubs urbanos, por poner un ejemplo, responsables municipales para los que las flotas de distribución no son más que un estorboque, además, solo resta votos.

Ya no hablamos de desarrollar modelos de ciudadque contemplen espacios de carga y descarga adecuados y suficientes, repartidos racionalmente, facilidades de acceso y planes para racionalizar los horarios de entrada a las zonas de bajas emisiones.

[sumario]Salvo excepciones, existe una indiferencia en la política municipal sobre el impacto del reparto urbano y las necesidades de los operadores”.[/sumario]

Pese a ello parece que algunas ciudades han empezado a abrir los ojos a la importancia que tiene la logística.

En los últimos meses proliferan iniciativas para digitalizar la gestión de plazas de carga y descarga, para establecer redes de hubs urbanos o para buscar modelos que permitan una convivencia mejor de las flotas de reparto con los habitantes de las áreas metropolitanas.

En definitiva, sin una distribución urbana eficaz el concepto de ciudad pierde su esencia que, como define un tanto arcaicamente la Real Academia de la Lengua, constituye un conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas.

En otras palabras, en la raíz del concepto de ciudad se encuentra la concentración de personas para intercambiar bienes y servicios,algo que es, precisamente, de lo que se encarga la logística.

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