Desde hace algunos meses, años quizás, se discute de manera recurrente sobre la necesidad de contar con trabajadores altamente especializados para cubrir vacantes en la actividad logística y de transporte.
De manera particular, se insiste en que estos profesionales cuenten con un perfil tecnológico avanzado para poder realizar labores en un sector cada vez más tecnificado. Se repite en que el sector necesita a mansalva ingenieros de procesos y automatización, profesionales de big data y otros similares con competencias digitales avanzadas.
En este mismo sentido se habla recurrentemente y al mismo tiempo de inteligencia artificial y automatización, por un lado, y, por otro, de habilidades blandas que permitan a los profesionales actuar con versatilidad en diferentes posiciones.
Sin embargo, los datos estadísticos reflejan una realidad mucho más prosaica de la evolución del empleo en el sector logístico y de transporte español.
Concretamente, un estudio del Centro Español de Logística en colaboración con Accenture dado a conocer el pasado mes de octure apunta que un 82% de los empresas del sector encuestadas estima que la madurez digital de sus compañías es ligera.
Al tiempo, y con datos estadísticos oficiales, la última encuesta del INE sobre gasto empresarial en I+D da cuenta de que solo 72 empresas del sector destinan partidas presupuestarias a estas actividades por valor de 91,3 millones de euros cuando el conjunto de las empresas de un país que tampoco despunta por su actividad innovadora destina un total de 12.600 millones de euros a I+D.
Este bajo volumen inversor en investigación corresponde a un sector de actividad en el que las empresas con entre uno y dos trabajadores constituyen el 57,9% del total.
Y con este perfil, ¿qué trabajadores buscan las empresas logísticas y de transporte españolas?
Pues, según reflejan las estadísticas del Ministerio de Trabajo con respecto a los contratos de trabajo suscritos el pasado 2024, las empresas del sector logístico y de transporte buscan principalmente operadores de instalaciones y maquinaria, y montadores, así como profesionales para ocupaciones elementales. Estos dos perfiles copan el 70,6% de los 949.241 contratos de trabajo firmados en el sector el año pasado.
Concretamente, la de operarios de maquinaria suma 407.293 contrataciones en todo el ejercicio, un 42,91% del total, y la de ocupaciones elementales alcanza los 263.218 contratos de trabajo en el año, un 27,72% del total del sector el pasado 2024. Asímismo, gran parte del 29% restante de los contratos va al tercer grupo de profesionales que más se contrata en el sector, el de contables.
En cuanto a la formación de los trabajadores que se contratan en la logística y el transporte, las empresas se decantan por personas con formación secundaria. En concreto, un 61,1% de los empleados contatados en el sector durante 2024 contaban con estos estudios.
Además, uno de cada cuatro contratos de trabajo que se suscribieron en la actividad logística y de transporte el año pasado fueron para personas con estudios primarios o directamente sin estudios. En total, un 86% de los contratos de trabajo suscritos en el sector han ido para profesionales con formación secundaria como mucho.
En definitiva, el grueso de los contratos de trabajo del sector logístico y de transporte tienen un perfil bajo y los que se dirigen a mandos intermedios y cuadros directivos no requieren de elevados perfiles tecnológicos a juzgar por el perfil innovador de las empresas del sector y la atomización de la actividad, aunque, desde luego, siempre hay lugar para las excepciones, pero la regla general es la que es.
Esta estructura explica en gran parte la falta de atractivo de un sector que, pese a todo, ha visto cómo el año pasado ha ganado ligeramente en demandantes de empleo.