
Desde el pasado 1 de enero, Francia tiene en vigor un total de 25 zonas de bajas emisiones en diferentes localidades del país.
Estas zonas de bajas emisiones están diseñadas para reducir las emisiones contaminantes que produce el tráfico rodado, particularmente en grandes áreas urbanas, con el fin de mejorar la calidad del aire y su objetivo es, como indica la patronal murciana Froet en su página web, limitar la circulación de los vehículos más contaminantes dentro de un perímetro definido y según franjas horarias específicas.
Para ello, de manera similar a como ocurre en España, los vehículos deberían disponer de la correspondiente pegatina con su nivel de emisiones correspondiente, de tal modo que circular sin portar el distintitivo medioambiental en estas zonas de uso obligatorio puede suponer multas de hasta 135 euros para vehículos pesados.
Sin embargo, estos distintivos tienen seis niveles en función de las emisiones y que van desde el cero para vehículos 100% eléctricos y de hidrógeno al cinco para vehículos diésel Euro 2, vehículos pesados diésel Euro 3, vehículos pesados de transporte de mercancías con biodiésel Euro 3.