La industria del embalaje se encuentra inmersa en una transformación profunda marcada por la presión regulatoria y la necesidad de adoptar modelos más sostenibles. Según un análisis de Gartner, la legislación se ha convertido en el principal factor que guía las estrategias de diseño de productos y envases, desplazando a criterios tradicionales como el coste o el atractivo para el consumidor.
Con regulaciones cada vez más estrictas, las empresas se ven obligadas a adaptarse a los nuevos requisitos de sostenibilidad, reutilización y trazabilidad. Su objetivo es responder a las nuevas demandas del mercado con productos innovadores elaborados con materiales sostenibles que garanticen una optimización de la operativa logística y satisfagan las actuales necesidades del sector del e-commerce.
En el caso de España, el sector avanza con fuerza hacia modelos de economía circular y la proximidad productiva se consolida como una prioridad, impulsada por la necesidad de garantizar disponibilidad, agilizar plazos de entrega y reducir la huella de carbono. Paralelamente, el uso de materiales reciclados continúa creciendo, debido tanto a la normativa como a la presión de un consumidor cada vez más consciente del impacto ambiental.
Los próximos desafíos
De cara a 2026, Rajapack ha identificado tres grandes retos que definirán el futuro del sector:
- Sostenibilidad y cumplimiento normativo: la adaptación a las nuevas directivas europeas, como el Reglamento de Envases y Residuos de Envases, implicará rediseñar productos, diversificar materiales, limitar el uso de plásticos y reforzar la trazabilidad en toda la cadena de suministro.
- Eficiencia logística y control de costes: en un contexto dominado por el crecimiento del comercio electrónico, las empresas demandan embalajes que reduzcan espacio, peso y tiempos de preparación sin comprometer la protección del producto.
- Innovación constante: el mercado exige soluciones inteligentes, sistemas de protección más eficientes, formatos optimizados y envases que permitan un uso responsable de recursos sin afectar la operativa.
A estas tendencias, se añade la necesidad de garantizar la disponibilidad continua de producto, lo que está llevando a muchas compañías a apostar por proveedores europeos o locales para reducir los posibles riesgos y acelerar las reposiciones.