Un examen retrospectivo de la industria logística no significa tener una memoria praeteritorum bonorum, que se traduce como el pasado siempre es bien recordado o cualquier tiempo pasado fue mejor Sólo con perspectiva temporal podemos poner en contexto el cambio y sobre todo la evolución y la transformación pendiente. Una mirada atrás para seguir hacia delante.
La ventaja de llevar cincuenta años en la industria me permite ser espectador privilegiado del cambio: la rapidez, la tecnología, el comercio electrónico, la automatización, la globalización son rasgos distintivos y evidentes del mismo pero el reconocimiento en el mundo empresarial de su aportación a la creación de valor y el gran salto en las competencias y el nivel profesional de los gestores son los factores más relevantes y de los que la familia logística debe sentirse más orgullosa.
Transformación, implica tomar lo que existe para hacer algo nuevo o distinto. Evolución, es el desarrollo para pasar de un estado a otro sin perder la esencia.
De nada sirve que la industria haya sufrido un cambio tan importante si uno de los miembros de los agentes económicos, el Estado, no acaba de reconocer lo evidente, salvo en los casos que por necesidad más que por convencimiento, lo declara esencial, para más pronto que tarde olvidarse y no tener el coraje de avanzar en la esencialidad de este y lo que ello implica en su acción de gobierno.
Para que esta transformación se lleve a cabo necesitamos crear nuevos caminos para que las reacciones y percepciones sean radicalmente distintas y muy próximas a las de la pandemia, la conducta nueva será la que impulse la transformación
La expedición hacia esta transformación exige una revisión de todas nuestras estrategias, pero también requiere algo muy importante DESAPRENDER, dejar de lado iniciativas tradicionales que, si hasta ahora han funcionado y nos han traído hasta aquí, suponen un freno colectivo para el futuro.
Hay que practicar el pensamiento crítico y esto implica el arte de desafiar las suposiciones, los patrones prestablecidos, aceptar los desafíos, analizar situaciones complejas y plantear soluciones innovadoras, que es la base del virus de la transformación.
Somos responsables de crear un estado de opinión favorable y para ello hay que dar un paso al frente, liderar la transformación con datos, con propuestas concretas y demostrando lo que somos y lo que no somos; debemos crear esa sensación de urgencia necesaria para que la transformación se acelere.
La evolución es la que nos garantizará la transformación completa, sin regresar a los antiguos condicionamientos. Es un desarrollo donde no se perderá nuestra esencia. Para que la evolución se lleve a cabo es necesario cambiar las estructuras arcaicas de los que hoy nos representan.
La evolución no es compatible con criterios de representatividad que nada tienen que ver con lo que aportamos y más con la defensa de posiciones tradicionales y desfasadas con la realidad vigente. No hay actividades auxiliares de nada ni de nadie, hay cadenas cada vez más complejas que exigen contemplarlas en su conjunto y no de forma aislada
Somos responsables de crear un estado de opinión favorable así como una sensación de urgencia necesaria para que la transformación se acelere”.
No nos podemos quedar esperando a que llegue la transformación y la evolución, está en nuestras manos empezar a ser dueños de nuestras acciones
Decía Einstein que “La medida de la inteligencia es la capacidad de cambiar” y yo añado “cambiar, transformar y evolucionar muy rápido”.