Brexit, ¿reto u oportunidad?

El tiempo se va echando encima y aún no se ha sellado el acuerdo que habrá de regular las relaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea a partir de 2021, lo que genera una incertidumbre adicional para un sector como el del transporte, sometido como el resto de la economía mundial, a las tensiones que genera la crisis sanitaria.

23/11/2020 a las 16:51 h

Evidentemente, para el transporte va a haber un antes y un después del ‘Brexit’, mayormente porque será difícil encontrar un marco de libre circulación de mercancías como el existente hasta ahora entre el territorio continental y el archipiélago británico.

De hecho, el Reino Unido representa el quinto país de destino de los transportistas españoles, con un 8,1% del total de las toneladas-kilómetro

De igual modo, se calcula que una flota estimada de 8.000 camiones españoles de transporte pesado se dedican principalmente a las exportaciones españolas de productos agroalimentarios, automoción, productos farmacéuticos y mercancía general

En este sentido, todo parece indicar que si finalmente el Reino Unido abandona definitivamente la Unión sin acuerdo, los tráficos bilaterales de mercancías deberían reducirse  exclusivamente a las cuotas limitadas disponibles bajo el mecanismo de la Conferencia Europea de Ministros de Transporte.

A este respecto España tiene concedido un cupo muy limitado de este tipo de autorizaciones de transporte.

En concreto, no llegan a las 800 autorizaciones anuales, lo que representa menos del 10% de los vehículos que en la actualidad operan entre España y el Reino Unido.

Así las cosas, dado que las autorizaciones ECMT serían las únicas que permitirían el tránsito con Gran Bretaña y teniendo en cuenta que dichas autorizaciones son solicitadas por las empresas transportistas en la actualidad para realizar servicios a otros países europeos no comunitarios, podrían reducir el intercambio comercialcon otros países no miembros de la UE.

[sumario]El Reino Unido constituye el quinto destino exterior para las mercancías españolas transportadas por carretera, con un 8,1% del total de las toneladas-kilómetro registradas.[/sumario]

Por otra parte, la nueva situación podría dar lugar a una reorientación de flujos logísticos que podrían beneficiar a algunas empresas de transporte.

Algunos puertos de la cornisa cantábrica están modificando sus instalaciones para acoger inspecciones fronterizas que, si se realizaran con la celeridad necesaria, podrían ofrecer alternativas a los transportes hacia las islas británicas.

Una nueva fase por definir

Lo cierto es que el ‘Brexit’ supone una ruptura del actual esquema de trabajo existente y la apertura de una nueva fase aún por definir, pese a que se acerca el momento en que todo debería estar a punto para facilitar el tránsito y evitar los problemas que, sin duda, se producirán en los pasos fronterizos y los trámites aduaneros, al menos hasta que todo esté rodado.

Sin embargo, no ha habido avances, pese a que los representantes de uno y otro lado aguardan la posibilidad de un acuerdo que podría facilitar el tráfico de mercancías entre ambas zonas económicas.

De hecho, bastantes expertos defienden la necesidad de buscar un acuerdo de libre comercio, aunque habría que ver en qué condiciones.

En este sentido, entran en juego múltiples variables que podrían alterar la situación. Visto lo visto, cuando termine esta crisis, las cadenas de suministro a nivel global tardarán un tiempo en recuperarse, así como en adaptarse a una situación compleja y llena de dudas.

Por eso, no sería una buena idea que las empresas se enfrenten a una incertidumbre total en cuanto a la relación económica que mantendrá el país con la Unión Europea a partir del año próximo.

De igual manera, en nuevo marcao también habrán de jugar un papel importante las crecientes necesidades de seguridad que quiere potenciar el Reino Unido, especialmente en lo que se refiere a la inmigración irregular.

El ‘Brexit’ puede suponer también cambios en los flujos logísticos entre la Península y las Islas Británicas.

Octubre fecha límite

Crecen las presiones, con el fin de encontrar una solución de consenso, algo difícil a la vista de las posiciones de ambas partes, que siguen manteniendo posturas difícilmente compaginables desde el inicio del ‘Brexit’.

Este panorama se complica aún más por los devastadores efectos que está teniendo la pandemia de coronavirus en las economías de todos los países del Viejo Continente.

[sumario]Las negociaciones tienen la vista puesta en un acuerdo de libre comercio que dibuje un esquema de trabajo lo más similar posible al ya superado.[/sumario]

La crisis y el reparto de ayudas en el seno de la Unión Europea ha servido para desviar el foco de las instituciones comunitarias de la salida del Reino Unido hacia otros problemas más perentorios.

En consecuencia, parece que el verano se ha perdido por completopara las negociaciones, algo que estrecha el margen para la negociación, algo que en su momento ya sirvió para ampliar plazos de adaptación, algo que ahora vuelve a barajarse, al menos por parte de algunas empresas británicas asomadas a un abismo económico a causa de una decisión política y soberana del pueblo británico.

Ahora se abre un período crucial e intenso que habrá de servir para dibujar la futura relación entre ambos bloques y en la que la gestión de los servicios de transporte bilateral jugará un papel fundamental, aunque el complejo juego de intereses que está sobre la mesa parece dificultar mucho cualquier avance que, visto de manera parcial, puede suponer una concesión en una negociación poliédrica, enrevesada, que parece dirigirse a un final sin acuerdo, pese a que hay muchos intereses económicos y sociales en juego que son comunes, tras décadas de coexistencia que ahora deberán modificarse.

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