La época de la venta minorista 'omni-chanel' está llevando a las empresas a pensar de una nueva manera su forma de almacenar y distribuir los productos, un análisis en el que se incluyen factores como el número y el tamaño de los centros de distribución de sus redes, según recoge DHL Supply Chain.
Durante los últimos 15 años, los distribuidores de Norteamérica han construido sus cadenas de distribución en torno a unos pocos grandes almacenes, centralizados, con el foco puesto en la eficiencia y en la economía de escala.
Pero el aumento de los costes de combustible y la necesidad de responder rápidamente a la demanda de los consumidores ha llevado a las empresas a modificar sus estrategias de distribución. De esta forma, ahora, un almacén situado en el centro de un país no puede hacer frente al reto de reducir los tiempos de entrega que acompaña al crecimiento del e-commerce.
El equilibrio entre coste y servicio
En el comercio minorista, la explosión del comercio electrónico está obligando a las empresas a estar más cerca de los consumidores, que exigen la entrega entre uno o dos días después de realizar el pedido. La medida más obvia es cambiar el modelo de red hacia un entramado de pequeños puntos de distribución regionales. Y eso es lo que precisamente están haciendo muchas empresas en la actualidad.
Los centros de menor tamaño tienen un propósito diferente al de los mega almacenes. En lugar de almacenar y mover cajas o palets enteros de producto destinados a las tiendas minoristas, estos centros están diseñados para satisfacer las compras de los compradores on-line. Así, los trabajadores de estos almacenes realizan pedidos de manera individual y los envían como pequeños paquetes, en lugar de consolidar camiones que transporten más carga y que, por tanto, sean más rentables.
Sin embargo, Amazon está "rompiendo todas las reglas" mediante la construcción de instalaciones regionales casi tan grandes como los almacenes centralizados. En octubre de 2014, el gran retailer del e-commerce informó que disponía ya 131 centros de distribución que sumarían 8,2 millones de metros cuadrados. Además, la compañía tiene planeada la apertura de 19 centros más en Norteamérica y cinco en otras partes del mundo.
De esta forma, la estrategia del e-retailer consiste en "aprovechar" lo mejor de cada modelo, ya que, al ser un gigante del comercio minorista, puede estar presente tanto en las economías de escala como prácticamente en la puerta de los clientes.
Para contrarrestar el desafío de Amazon, los minoristas tradicionales tienen que ser más creativos que nunca, según el artículo de DHL. Un número cada vez mayor de empresas utilizan sus tiendas, con la ventaja de estar situadas en áreas densas de población, con una doble función. Por un lado, como lugar de compra y por el otro de 'stock' para las compras del e-commerce. Bajo este modelo, la localización de los establecimientos puede funcionar como otro almacén más dentro de la red de distribución.
Sin embargo, uno de los mayores inconvenientes de tener pequeños centros es que los minoristas deben cubrir el gasto de mantener estas redes de distribución multi-sitio, lo que plantea la cuestión acerca de la capacidad para continuar ofreciendo entregas gratis que muchos consumidores ya han asumido como algo normal.
La expansión de los puntos de distribución no es sólo una cuestión de la dispersión de la misma cantidad de inventario entre mayor número de lugares. El volumen total de productos circulando es mayor, por lo que se puede descompensar el equilibrio de la cadena de suministro. La decisión de abrir pequeños centros tiene sentido si los números son altos en todos los sentidos, al poder ahorrar una significativa cantidad de dinero en el consumo de combustible debido al acortamiento de distancias hasta el punto de venta.
Europa apuesta por la centralización
Este modelo norteamericano, no obstante, no se aplica en todas las regiones por igual. Por ejemplo, en Europa se está continuando con la tendencia hacia la centralización, ya que los distribuidores están aprovechando la ventaja de que existan distancias cortas entre los países de la Europa occidental, así como la facilidad de cruzar fronteras dentro de la Unión Europea.
Hasta el momento, los países que cuentan con mayor implantación de centros de distribución en toda la región son Bélgica y los Países Bajos. Al mismo tiempo, las redes de suministro europeas están realizando cambios como consecuencia de las alteraciones en los hábitos de consumo y el incremento de los costes operativos.
En este sentido, se están reduciendo los costes con la implantación de las empresas en lugares más ventajosos. Alemania Occidental ofrece bajos precios por mano de obra y cuenta con la ventaja de estar próximo a los principales puertos europeos. Además, la apertura de nuevos mercados en Europa del Este está siendo acompañada por la apertura de nuevas instalaciones de distribución en países como Eslovaquia y Hungría, en donde la distribución no se puede realizar de manera eficiente desde los almacenes del oeste de Europa.
Al igual que en los Estados Unidos, los vendedores europeos están ofreciendo la entrega al día siguiente o incluso en el mismo día en determinadas ciudades. Esa estrategia exige claramente más sitios de distribución ubicados cerca del cliente. Para ello, actualmente, los minoristas dependen de las redes locales de entrega para cubrir la 'última milla'.
En su mayor parte, sin embargo, el modelo de red europea sigue girando en torno al concepto de centralización. Ninguna estrategia se ajusta a las necesidades de cada vendedor o distribuidor, que deben lidiar con los crecientes costes y demandas de servicio. A pesar de que las nuevas herramientas de análisis "pueden ofrecer diferentes alternativas, al final se trata de una difícil decisión", se apunta desde DHL.