El impacto medioambiental de un camión es casi un 30% inferior al del ferrocarril

Más allá de la batalla de cifras, el actual desarrollo tecnológico obliga a aprovechar hasta la última gota de diésel porque es imprescindible.

10/02/2020 a las 20:06 h

Ahora sabemos, gracias a ciertos dizque expertos, que el diésel es el malo de la película, el máximo contaminante, lo que hay que prohibir, la pluma negruzca emergente de los tubos de escape que ensucia más que nadie.

Pero, ¿y si no fuera así? Y si, haciendo bien las cuentas, resultara que el gasóleo es un combustible con un poder energético digno de tener en cuenta, sobre todo, cuando los avances tecnológicos que han ido haciendo a marchas forzadas los fabricantes de camiones en las últimas décadas han conseguido optimizar su consumo y reducir gran parte de su impacto medioambiental.

Las cuentas de la IRU reflejan que, si se tienen en cuenta los costes medioambientales totales de cada medio de transporte, un camión de 40 toneladas tiene unos costes de 1,62 céntimos de euro por tonelada-kilómetro, frente a los 2,06 céntimos por tonelada-kilómetro de un tren de mercancías, dato que es un 27,2% superior.

Por unidad, los costes medioambientales de un camión de 40 toneladas ascienden a 25,21 céntimos de euro por vehículo-kilómetro, mientras que los del ferrocarril de mercancías llegan a 543,16 céntimos de euro por vehículo-kilómetro.

Más aún, la organización internacional calcula que fabricar las baterías de un camión de distribución con una autonomía de 300 kilómetros emite 50 toneladas de CO2, con las que un camión diésel podría circular durante 100.000 kilómetros.

Por si las cuentas no fueran lo suficientemente claras, la IRU también estima que el uso de megacamiones podría ayudar a disminuir las emisiones de gases contaminantes del transporte por carretera en un 40%.

Así mismo, sustituyendo tres camiones de los actuales por dos de más de 25,25 metros de longitud y 44 toneladas, la flota pesada europea se reduciría en dos millones de camiones, lo que, a su vez, implicaría reducir el tráfico pesado en las carreteras del Viejo Continente en un 30%.

El debate a este respecto es eterno, con datos contradictorios, pero lo cierto es que los combustibles actuales tienen márgenes de mejora que, a la vista del actual desarrollo tecnológico y de la falta de alternativas, deben ser explorados antes de echarlos a los leones.

Lo más leído