El reto de crear valor "para" el cliente frente al valor "del" cliente

En el marco de la nueva edición de entrega de Premios del CEL, Miguel Fernández Rañada, ex presidente de la entidad y actual director del Master del CEL, explicó las ventajas de implantar una gestión abierta en la empresa.

13/03/2012 a las 14:07 h

Rañada ha asegurado en su intervencióna que la gestión de la empresa tiene que ser una gestión abierta en dos sentidos, hacia el cliente para ponerle en el centro de las decisiones y hacia abajo, mirando a los empleados porque forman parte del éxito.

“La gestión abierta se basa en tres retos”, ha explicado, “el primero es un liderazgo abierto, el segundo es la gestión de la empresa invisible y el último, la gestión basada en el valor y no en el precio”.

Cada vez los empleados están mejor formados y “nuestro reto como directivos es que nos ofrezcan su talento”. Rañada afirma que hay que escucharles porque “sin talento no hay innovación y sin innovación no se sobrevive”. De ahí la relevancia de un liderazgo abierto.

Escuchamos poco a los clientes

En cuanto a la gestión de la empresa invisible indica que hay que mirar hacia fuera y estar con los clientes. El único modo de aprender de los clientes es estar con ellos porque saben muy bien por lo que pagan y lo que no quieren pagar. “Les escuchamos poco”, ha sentenciado el ex presidente del CEL.

La clave esta en aprender de los clientes y aplicarlo a las gestiones de la empresa. También se debe mantener una cultura abierta. Es decir, transparencia en la gestión de la empresa, y procesos de decisión justos.

Rañada apunta que la mayor parte del valor de las empresas no está en sus activos físicos, si no en la gestión de lo que no vemos. Las estrategias de éxito en las empresas son las que mezclan lo tangible e intangible“ y lo difícil es gestionar la parte intangible”, ha lamentado.

"En España existe el dilema si queremos competir con China, por precio, o con Alemania, por valor". Para el director del Master del CEL explica que “podemos decidir competir por precio si somos líderes en costes, en caso contario no es una opción viable a medio plazo”. Poniendo como ejemplo al café como un producto que no tiene una gran diferenciación, ha señalado que el objetivo de los directivos es crear valor al cliente y que sea un valor superior al de los competidores.

La tarea de un directivo es posicionar las ventajas y “una ventaja es algo subjetivo, como la calidad”. A diferencia del concepto de la calidad que se ha trabajado mucho, en el de la ventaja se ha incidido menos.

Balanza de valor

“Lo que no se mide, no existe”, ha sentenciado. Una empresa mide que está creando valor a través de una balanza de valor: “El valor tiene dos caras, la que yo veo y la que el cliente ve. Tenemos que esforzarnos en crear un valor para el cliente y no del cliente".

Es importante que lo que él vea sea mejor que lo que enseñan mis competidores y se calcula a través del intercambio del valor. El que la empresa le da al cliente y el que el cliente le da a la empresa.

También ha señalado que muchas empresas se dedican sólo a buscan clientes nuevos en vez de conservar los viejos que resultan los clientes más eficientes porque tienen lealtad a la empresa si esta les sabe conservar.

Como conclusión, ha declarado que “me gustaría que pusiéramos canales formales y que la gente pueda aprender del cliente, transmitir lo que ha aprendido y que alguien de la empresa tome decisiones al respecto”. Y ha añadido, “me gustaría que empezásemos a preocuparnos por entender la parte intangible de nuestras estrategias para que tengan éxito en nuestro mercado. El mantra de la empresa debe ser el valor, no el precio”.

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