Ricardo Ochoa de Aspuru 220512 CDS

Pasajes, la tenaza medioambiental

El presidente de la Autoridad Portuaria de Pasajes, Lucio Hernando, repasa los argumentos que justifican la regeneración integral de la dársena del puerto guipuzcoano, decisión que conlleva la construcción del puerto exterior.
05/06/2011 a las 19:59 h

Fotomontaje del proyecto del Puerto Exterior de Pasajes, en el exterior de la actual dársena.

La necesidad urgente de acometer la regeneración de la bahía de Pasaia parece ser un enunciado en el que todo el mundo dice estar de acuerdo, según he podido captar desde mucho antes de que, hace aproximadamente mes y medio, asumiera la presidencia de la Autoridad Portuaria de Pasaia. Sin embargo, esa aparente unanimidad se quiebra con rapidez si añadimos a esa regeneración el término 'integral'. Porque todos sabemos que esa integralidad conlleva, se quiera o no, la construcción de la nueva dársena exterior. Y es ahí donde comienzan las discrepancias, sobre todo en lo que atañe a la cuestión medioambiental.

A mi juicio, es precisamente la mejora del medio ambiente en el interior de la bahía pasaitarra y en todo su entorno el primer motor de esta ambiciosa actuación social, urbanística y, repito, medioambiental. Porque es ahí donde se localizan los principales efectos nocivos que afectan a la primera especie que la ecología debe de preocuparse por defender: la especie humana. Y más concretamente, en este caso, a los casi cien mil habitantes de Pasaia, Lezo, Errenteria y los populosos barrios donostiarras de Altza, Herrera y Bidebieta-La Paz.

La Autoridad Portuaria no es ajena a estos serios problemas, que detecta diariamente a base de un concienzudo seguimiento. Y de hecho se están colocando ya, entre otras medidas, pantallas antiruido y antipolvo, que junto a los nuevos pabellones que se están construyendo en la zona de Capuchinos-Molinao, tratan de crear un efecto barrera para paliar las molestias y afecciones que padecen los vecinos y vecinas de esos lugares. Pero también somos conscientes de que solo el cese de la actual actividad comercial portuaria podrá acarrear la mejora radical y definitiva de su calidad de vida.

La población también muestra su preocupación y a veces, hasta su justificado hastío. Como muestra, cabe mencionar que hace algunas fechas hemos conocido que un encomiable trabajo titulado 'Las impurezas del aire que respiramos: Estudio en la Bahía de Pasaia', realizado por dos alumnas de la ESO pertenecientes colegio de La Anunciata Ikastetxea de Pasai Antxo, ha obtenido dos importantes premios en otros tantos certámenes en Euskadi y el conjunto de España.

Aun realizado con los limitados medios de un colegio de enseñanza media, en él se llama la atención sobre la mala calidad del aire que se respira en esta bahía y las preocupantes cifras de partículas en suspensión que en ella se dan, que no afectan solamente a la salud de las personas, sino que también perjudican a la vegetación, a los monumentos y a los edificios. Nada que la APP no sepa y trate de corregir, dentro de lo que cabe, de momento. Y de erradicar para siempre con la construcción de la dársena exterior.

Sin embargo, la solución de este agudo conflicto medioambiental queda sistemáticamente eclipsada por la otra mitad del problema también medioambiental que se suscita cuando se habla de construir el puerto exterior como instrumento indispensable para la regeneración integral de la bahía. Esa otra mitad es la ladera norte de Jaizkibel, donde sin duda, se van a producir algunos impactos importantes, según reconoce ya en su primera redacción el Informe de Sostenibilidad Ambiental (ISA) elaborado por la APP. En estos momentos y de la mano del propio Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, nos hallamos trabajando para tratar de soslayar los problemas detectados durante el largo, complejo y escrupuloso trámite medioambiental, en medio del cual nos encontramos. No obstante, hay quien ya se atreve a proclamar que el ministerio ha dicho definitivamente no o que el puerto exterior no pasa el examen medioambiental; con lo que la falta de rigor analítico se está convirtiendo en cuestión cotidiana bajo el principio de ¡todo vale!

Quiero aclarar que somos nosotros los primeros interesados en cumplir estrictamente todo lo que exige la ley -cuyas condiciones son muchos más estrictas desde 2006-, primero, por convicción propia y segundo, porque nadie y menos una Administración Pública puede actuar en contra de las leyes vigentes. En todo caso, debemos reconocer que estamos en medio de una especie de tenaza medioambiental, de la que esperamos liberarnos a base de mucho trabajo y sentido común. Porque las afecciones medioambientales que se padecen en el interior de la bahía, las que sufren, sobre todo, las personas, solo son superables, insisto, si se saca la actividad de donde está ahora. Las otras, las que generará el puerto exterior y que perjudican, en especial, a fauna y flora, se pueden subsanar o minimizar con medidas correctoras, paliativas y compensatorias que también están previstas en el ISA y que se deberán de concretar cuando éste sea definitivo.

Como presidente de la Autoridad Portuaria de Pasaia debo de recordar, asimismo, que hace apenas dos meses, el pasado 5 de abril, se materializó en la sede del Ministerio de Fomento de Madrid y con presencia del propio ministro, José Blanco, el protocolo del acuerdo interinstitucional en el que participan, además del Gobierno de España, el Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Gipuzkoa y la misma APP. Un acuerdo de amplio consenso y profundo calado, que garantiza la financiación de este que es el proyecto por antonomasia de Gipuzkoa para toda la primera mitad de este siglo XXI y que proclama sin ambages que la regeneración integral de la bahía y la construcción de la nueva dársena exterior son indisociables.

Dicho acuerdo debe mantener todo su vigor, ya que los grandes proyectos estratégicos -y éste, sin duda, lo es- deben estar protegidos de los avatares políticos coyunturales, tal y como se hace en el resto de Europa. Llamamos por ello a la responsabilidad de todos para evitar que este tren, que ya está en marcha, se pare; porque nos va mucho a todos en este viaje. Expuestas han quedado nuestra diáfanas razones. Un frenazo sería traumático y solo podría estar motivado por otras sinrazones que, sin duda, van en perjuicio del progreso de Gipuzkoa, que es lo que está en juego.

Lucio Hernando, Presidente de la Autoridad Portuaria de Pasajes

publicado en Diario Vasco

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