Los cambios repentinos, las idas y venidas, los anuncios a través de redes sociales de incrementos o decrementos en los aranceles están afectando al comercio global y por extensión a la logística global.
En un entorno de marcada incertidumbre e inestabilidad es muy difícil poder trabajar con la planificación necesaria para que todo salga bien. Las empresas de todo tipo trabajan bajo la presión de cambios que no saben cuándo y cómo se producirán.
La logística es la base del comercio, interno o internacional, de todo tipo. Se debe llegar en forma y tiempo, de la manera más eficiente, a dejar la mercancía en el lugar indicado en el momento oportuno. Además, actualmente, se debe hacer de manera que provoque el mínimo daño ambiental posible.
El reto es mayúsculo, pero debemos afrontarlo. Los operadores logísticos y las cadenas de suministro se encuentran bajo presión debido a las tensiones geopolíticas que causan los aranceles: rutas que dejan de ser seguras; operaciones comerciales que decaen por los incrementos de precio; cargas que se pierden en las instalaciones del logista por desistimiento del comprador; e incremento de los trámites burocráticos y de las aduanas que deben asumir los transportistas, con la consiguiente pérdida de tiempo y de competitividad.
En este escenario hostil debemos buscar fórmulas para que las empresas puedan seguir realizando su actividad, para garantizar el suministro de productos, sí, pero también para garantizar la continuidad de las empresas y de los trabajos que generan.
Los retos forman parte del desarrollo de los proyectos empresariales y a menudo aparecen de improviso, con la consiguiente urgencia para poder afrontarlos. Este fue el caso de la guerra de Ucrania, con la invasión rusa en febrero de 2022.
En estos tres años se han redirigido tráficos de mercancías a puertos alternativos para mantener el flujo de mercancías; se han incrementado las plataformas digitales de logística, aplicaciones y servicios en línea para facilitar la gestión de servicios de transporte, mejorando la visibilidad y eficiencia de las cadenas de suministro y buscando fórmulas para hacerlas más seguras.
También se ha reforzado la idea del reshoring, recuperando industria en países que la habían externalizado, para acercar los centros de producción a los mercados consumidores, lo que también ha repercutido en un consumo energético diferente; han cambiado los modelos de producción y almacenamiento, del Just in Time al Just in Case, para evitar roturas de stock; se ha acelerado la transición energética, especialmente en la UE, para reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
Las empresas de todo tipo trabajan bajo la presión de cambios que no saben cuándo y cómo se producirán”
El sector de la logística, con el apoyo de todos los gobiernos, hemos sabido salir adelante más fuertes para afrontar en situaciones difíciles. La imprevisibilidad de las políticas arancelarias actuales nos sitúa frente a otro escenario crítico, del que saldremos otra vez reforzados.
Se abrirán nuevos mercados; ganarán peso mercados existentes que eran secundarios hasta el momento; se buscaran fórmulas para evitar los aranceles, como las patentes o las innovaciones en sistemas productivos; se reforzará el reshoring y el comercio interior en mercados grandes, como la Unión Europea, por ejemplo.