El concepto de DUM surge en la década de los ‘70 del siglo pasado para definir la distribución urbana de mercancías. El concepto es relativamente moderno, pero la realidad es que la distribución urbana de mercancías existe desde el mismo momento en el que nacen las ciudades.
Urbanistas y legisladores están obligados a tener en cuenta las necesidades y los requerimientos que la Distribución Urbana precisa para lograr el punto de equilibrio perfecto entre la prestación del servicio necesario y su mínima incidencia en la vida diaria de las ciudades. Parámetros como la movilidad y la sostenibilidad son y serán claves en las estrategias de planificación de los espacios en los que viviremos.
El desafío de la sostenibilidad no es nuevo para las empresas que son parte activa en la DUM. La extrema competencia y la exigencia de un servicio casi inmediato por parte del cliente final han dirigido de manera inexorable a las empresas a optimizar sus procesos y mejorar su productividad.
La tecnología ha proporcionado herramientas que permiten a los logísticos ser más competitivos, más económicos y, por tanto, más sostenibles.
El uso del vehículo eléctrico para el reparto es otro de los elementos expuestos a debate. Las ZBE de las ciudades limitan la entrada de vehículos que no cumplan los condicionantes impuestos en la normativa local. Pero la electrificación no es fácil. En muchos casos, los repartidores son autónomos que usan su propio vehículo, no disponen de punto de carga en sus viviendas y se enfrentan a precios más elevados a la hora de afrontar la compra del vehículo.
Y cuando hablamos de la Distribución Urbana no podemos olvidarnos de la entrega de mercancía en puntos de conveniencia. Si bien en España tiene una relevancia no tan elevada como en países de nuestro entorno, no es menos cierto que se encuentra en claro ascenso como forma de entrega.
Sin olvidar los inconvenientes de este sistema de entrega; no son gratuitos, requieren mantenimiento, pago de alquiler del espacio donde se ubican y, por supuesto, licencia.
La Distribución Urbana de mercancías condiciona también el diseño de activos logísticos, que han de adaptarse para dar respuesta a las exigencias cada vez mayores de los clientes que buscan recibir un producto aquí y ahora.
Los edificios destinados a dar soporte a la Distribución Urbana de Mercancías presentan características específicas que varían según el operador, lo que explica que, en la mayoría de los casos, se desarrollen bajo la modalidad llave en mano. Sin embargo, existen parámetros de diseño que se repiten de forma sistemática en este tipo de instalaciones.
Elevado número de posiciones para carga de furgonetas, llegando incluso a disponer de puntos de carga en todo el perímetro del edificio o la escasa presencia de posiciones para tráileres, dado que su operativa se centra en vehículos ligeros.
También hay que considerar la menor profundidad en planta, al no requerir sistemas de almacenamiento en altura ni estanterías o la ubicación próxima a los núcleos urbanos, en coherencia con el concepto de “última milla”, que busca optimizar la entrega final al consumidor.
Este enfoque responde a la necesidad de maximizar la eficiencia en la distribución capilar, adaptando la infraestructura a las particularidades de la logística urbana contemporánea.
Nos vemos en LoginReal 2025.