La norma quiere reducir el riesgo de introducción o dispersión de plagas asociadas con la movilización en el comercio internacional de embalaje fabricado de madera en bruto y tener en cuenta la ubicación ultraperiférica del archipiélago.
Traslada la carga hasta la primera ubicación libre, sin necesidad de que las carretillas entren en las calles, con lo que se evitan riesgos de accidentes y daños.