Algunas cargas deben ser transportadas en buques debido a su volumen o a cuestiones de seguridad, mientras que otras deben ser enviadas en avión, especialmente si se trata de productos perecederos.
La elección entre los servicios marítimos o de carga aérea para realizar un envío depende de la distancia, el coste, la seguridad, la accesibilidad y el tipo de mercancía.
Desde su puesta en marcha, ha experimentado un crecimiento sostenido, con un incremento del 16% en el volumen de expediciones gestionadas en 2017 y del 14% en su cifra de facturación.
Desde la sede ubicada en Madrid, se ocuparán de las operaciones de las 280 líneas aéreas pertenecientes a IATA, representativas del 83% del tráfico mundial.
Aunque podrían utilizarse para el transporte aéreo, el coste de la producción sigue siendo prohibitivo y resulta mucho más elevado que el precio de las alternativas fósiles.
El crecimiento de la demanda de transporte de carga aérea duplica el de la oferta, debido a que las empresas de todo el mundo están adecuando sus inventarios a los aumentos de la demanda.