Alemania ha decidido prorrogar desde esta misma semana los controles reforzados en todas sus fronteras terrestres que viene aplicando desde el pasado mes de septiembre, de acuerdo con la Comisión Europea.
Estos controles fronterizos tienen como objetivo, según las autoridades federales alemanas, para controlar la migración irregular y para proteger la seguridad interna del país.
Así mismo, tal y como se esperaba, esta vigilancia ha acabado afectando a los tránsitos de mercancías en frontera, que se vienen ralentizando sistemáticaente.
Concretamente, según datos de Transporeon, se han detectado incrementos de los tiempos que tardan los camiones en cruzar las fronteras alemanas en cualquier día de la semana, con plazos que oscilan entre los 24 minutos que lleva el trámite los lunes y los 9,38 minutos que se demora los viernes. En todos los casos, son tiempos superiores a los que registraban antes de la introducción de los controles.
La política de control de las autoridades germanas impacta así directamente en la productividad y la capacidad de la flota europea de transporte, que se ve limitada en cuanto al número de vehículos involucrados en los controles.
De manera particular, los efectos se hacen notar en las empresas de transporte del este de Europa, que ven cómo se incrementan sus costes operativos mientras se mantiene la presión sobre los plazos de las entregas, lo que podría conducir a que se redujera el servicio o a aumentos de precios.