El Ministerio de Trabajo y los agentes sociales se reúnen este lunes, 8 de julio, para abordar la reducción de la jornada laboral desde las cuarenta horas semanales actuales a 37,5, con profundas diferencias de fondo.
A grandes rasgos, mientras parte del Gobierno y los sindicatos ponen el acento en que la duración de las jornadas no se modifica desde hace décadas, los empresarios inciden en los efectos que podría tener esta medida en la competitividad de la economía española, especialmente si no se estipulan medidas para dar cierta flexibilidad en la distribución de los tiempos de trabajo.
Algunas voces ponen el énfasis en las importantes repercusiones que podría tener la reducción de la jornada laboral en segmentos de actividad con trabajos a turnos o con jornadas especiales.
En el ámbito del transporte, el asunto ha sido objeto de debate en algunas de las últimas reuniones empresariales producidas en las últimas semanas. Tanto la asamblea de Astic en Bilbao, como la más reciente de Conetrans en Madrid han analizado el impacto de esta medida en un sector que se siente asediado por una avalancha normativa que considera imposible de cumplir.
Repercusiones en el transporte
Con respecto a los conductores profesionales se desconoce cómo se conjugará la posible reducción con la normativa europea que regula los tiempos de conducción y descanso.
Por otro lado, en el resto de categorías profesionales, incluyendo conductores de vehículos sin tacógrafo, el impacto sería directo e inmediato, tanto en costes, como en operativa.
En lo que respecta a los costes, con jornadas de trabajo más cortas será necesario contratar a más trabajadores para cubrir el mismo volumen de trabajo, algo que incrementará el coste laboral en un sector de actividad con históricas deficiencias en su capacidad para repercutir estos aumentos a sus clientes.
La reducción de la jornada laboral podría aumentar los costes en el sector del transporte por carretera en hasta un 6,5%.
Algunos profesionales del sector, como Ángel González, director general de Ontime, consideran que la reducción de la jornada laboral aumentará los costes en el sector en un 6,5%.
En cuanto a la operativa, la reorganización de las jornadas obligará a replantear muchos de los servicios, tanto de larga, como de corta distancia y de transporte regional, para adaptarlos a la próxima normativa.
En este contexto, directivos como el propio director general de Ontime apuntan a una serie de medidas que deberían servir para recuperar la competitividad que podría perderse, como, por ejemplo, dar capacidades en el ámbito a las mutuas sobre las incapacidades temporales por contingencias comunes para reducir la duración media de estas bajas o dotar a cada sector de la posibilidad de adoptar acuerdos específicos para adaptarlos a sus necesidades concretas en el marco de la negociación colectiva.
