Electrificación, la nueva frontera

La electrificación es un complejo proceso de transformación que está en sus primeros pasos y que va más allá de un simple cambio del diésel por la electricidad y que extiende sus efectos a la manera en que se conducen los vehículos, se gestionan las flotas o se prevén las inversiones, entre otros muchos aspectos.

15/10/2023 a las 20:08 h

Por lo general, suele hablarse de electrificación en el transporte en relación con el proceso de renovación de las flotasy su conversión de los actuales motores de combustión a vehículos eléctricos.

Del mismo modo, también se suele hacer referencia a este profundo proceso de transformación para señalar las diferencias que existen a la hora de abordarloen los servicios de corta distancia y en los transportes de larga distancia.

Para los primeros ya existen opciones cada vez con mejores prestaciones y capacidades de carga equiparables a los tradicionales modelos diésel. La verdad es que en este segmento, los fabricantes han hecho sus deberes y ya tienen en el mercado una amplia gama de unidades de diferentes tamaños que constituyen una alternativa a tener cada vez más en cuenta, a medida que sus precios se rebajan y se acercan a sus homólogos de gasóleo.

[sumario]La electrificación no supone exclusivamente la sustitución del diésel por la electricidad para alimentar los motores de los camiones. Es un proceso que va mucho más allá”.[/sumario]

Sin embargo, es en la larga distancia donde la electrificación encuentra una gran dificultad para desarrollar opciones realistas.Pese a ello, las marcas siguen adelante con sus apuestas y a las tractoras eléctricas ya anunciadas en los últimos meses se vendrán a sumar en próximos meses otras nuevas de otras marcas.

Todo ello dibuja un panorama ciertamente esclarecedor de hacia dónde se dirige el transporte. Desde luego que no va a ser un proceso rápido ni fácil, pero todo parece apuntar a que la electricidad será una de las principales alternativas energéticas para el transporte de mercancías por carretera a medio plazo.

Este proceso implica, además del propio cambio de la flota, otras transformaciones más profundasque afectan a la gestión de flotas, el mantenimiento de las unidades eléctricas o el cálculo de rentabilidad de los equipos. De igual manera, la electrificación también supone reseñables modificaciones en los hábitos de conducción.

Los puntos de recarga condicionarán las paradas en los servicios de transporte.

Red de recarga

Así mismo, más allá de los vehículos otra de las cuestiones en la electrificación es la infraestructura de recarga. Hasta ahora, el desarrollo de esta red es claramente insuficiente,algo que hace muy difícil cualquier servicio de transporte profesional fuera de algunos flujos muy establecidos y concretos.

De la puesta en marcha de una red bien capilarizada de puntos de recarga y con la potencia suficientepara atender a vehículos dependerá muy mucho el éxito del proceso de electrificación del transporte, especialmente en el segmento pesado.

De la misma manera, en el caso del transporte profesional es imprescindible que los puntos de recarga se encuentren ubicados y plenamente operativos allí donde se necesita, en las zonas de mayor tráfico.

En los últimos meses se vienen reproduciendo proyectos públicos y privados para el desarrollo de nuevos puntos de carga, pero más allá de todos ellos se necesita un decidido apoyo público para acortar los plazos que se emplean en el desarrollo de estas instalaciones y en la obtención de los permisos administrativos preceptivos.

Está por ver si el allanamiento de los trámites y el impulso de las iniciativas permite alcanzar los 436 puntos de recarga que Anfac estima necesarios en Españacon potencias de 380 y 800 kW para pesados, con el objetivo claro de que todos ellos tienen que estar preparados para que se produzca la recarga en los tiempos de descanso estipulados legalmente, con el fin de que la electrificación sea competitiva para los transportistas.

[sumario]El desarrollo de una red de recarga suficiente y con potencia adecuada es imprescindible para el éxito de la electrificación del transporte”.[/sumario]

En paralelo con la red de recarga surge el problema del abastecimiento de electricidad en la cantidad suficiente como marcan las necesidades anunciadas.

De hecho, si se cumplen los plazos fijados para la electrificación de las flotas, el suministro de electricidad podría estar en riesgo si no se incrementan igualmente la potencia y la capacidad necesariaspara alimentar a una flota eléctrica en su mayor parte.

Esto es un punto crítico que necesita más inversión, sobre todo si se pretende que la mayor parte de la electricidad que se consuma a medio plazo proceda de fuentes sostenibles, con el fin de cumplir con los objetivos europeos de descarbonización.

La oferta de vehículos eléctricos es cada vez mayor.

Conducción y gestión de flotas

En conexión con la red de puntos de recarga también hay que tener en cuenta que los vehículos eléctricos comportan un nuevo enfoque en la conducción.

Los vehículos eléctricos ofrecen par motor desde el primer momento en que se pisa el acelerador, algo que permite tener más brío en la conducción al inicio. Sin embargo, al mismo tiempo, las unidades eléctricas requieren un alto grado de atención a la capacidad de carga de las baterías.

Si en las unidades diésel, este factor apenas se tiene en cuenta, dada la gran autonomía de estos vehículos y la eficiencia con que gestionan el gasto de combustible, en los vehículos eléctricos hay que tener siempre en cuenta la necesidad de recargar la batería aprovechando la energía cinética siempre que se pueda. De esta manera se consigue recuperar autonomía en la medida de lo posible.

Así mismo, los motores eléctricos obligan a los conductores a pensar más allá de la velocidad comercial y a centrarse en alargar la autonomía de su carga lo máximo posible,especialmente si no existe una red tupida que permita recargar las baterías y continuar la marcha. Incluso si así fuera, cargar la batería no es un proceso tan rápido como rellenar un depósito con gasóleo, por lo que cualquier parada más allá de lo estrictamente necesario penalizará el tiempo de tránsito en los servicios.

Más allá de las cuitas de los conductores con las baterías y los puntos de recarga, este nuevo esquema de trabajo también implica cambios para los gestores de tráfico y flotas.

[sumario]La electrificación modificará la técnica de conducción y la gestión de flotas en las empresas de transporte.”[/sumario]

Si antes, las empresas se limitaban a trazar rutas con uno o dos puntos de repostaje como mucho, ahora las paradas para recargar baterías cobran una importancia vital para cubrir trayectos en el menor tiempo posible, al menos hasta que la autonomía de los vehículos eléctricos sea homologable a la de los actuales motores de combustión, si esto ocurriera algún día.

Todas estas cuestiones deberán cuadrarse necesariamente con el cumplimiento estricto de los tiempos de conducción y descanso, intentando en la medida de lo posible cuadrar las paradas obligatorias que marca la ley con las necesarias para recargar los vehículos.

Todo ello implicará, además de un conocimiento profundo de flota y legislación, el uso de las nuevas tecnologíaspara que la gestión de flotas no se convierta en un auténtico galimatías.

Implicaciones empresariales

Con los motores eléctricos también cambian los cálculos del coste total de propiedad de las unidades, las necesidades de mantenimiento y reparación, así como de instalar puntos de recarga en las instalaciones para la flota.

Muchos fabricantes son conscientes del profundo cambio empresarial que implica la electrificación de cualquier flota, por lo que ofrecen servicios de consultoríaque estudian a fondo, desde las unidades más adecuadas para cada servicio, al mantenimiento de los vehículos, pasando por la gestión de los trámites para la instalación de puntos de recarga o la elaboración de rutas teniendo en cuenta la red de carga.

[sumario]El proceso de electrificación está dando lugar a alianzas transversales por los costes que conlleva.”[/sumario]

La gestión de las baterías será otra cuestión importante para hacer frente al proceso de electrrificación.

Incluso parece que toma fuerza el concepto de transporte como un servicio que conceptúa a los vehículos como activos reemplazables con cierta facilidad.

Por otra parte, los desarrollos tecnológicos que incorporan los vehículos eléctricos permiten analizar múltiples parámetros del rendimiento de las unidades, así como de la conducción para ofrecer una visibilidad aún más completa a las operaciones de transporte. Todo ello beneficia a las empresas y a sus clientes, que contarán con información precisa y detallada de cada servicio.

De esta manera, los camiones se convertirán en una fuente de información tremendamente valiosa para la gestión de las cadenas de suministro, especialmente si se conecta toda esta energía que las unidades incorporarán de serie con otras capacidades de sensorización sobre semirremolques, equipos de frío, frenos o neumáticos, entre otros aspectos.

Además, el uso de vehículos con cero emisiones implicará un vuelco radical en el cálculo de las emisiones de carbono de las empresas, un aspecto cada vez más importante a la hora de negociar contratos o para participar en tenders.

En definitiva, la electrificación no es solo un cambio de motor o la sustitución de una fuente de energía, el diésel en este caso, por otra, sino una transformación global de las empresas de transporte que afecta a muchos aspectos de la empresa y que solo está empezando a echar a rodar.

 

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