Es este un número especial de Cadena de Suministro enfocado a las “tendencias 2021” para el sector del transporte por carretera y está uno tentado de resumirlas en dos palabras: seguiremos quejándonos.
Y, lo que es peor en mi opinión, seguiremos quejándonos de las mismas cosas de las que ya lo hacíamos hace diez, veinte o más años aún, o sea en el siglo pasado. Aquello de “los clientes nos maltratan, las autoridades no nos tienen en cuenta salvo para recaudar impuestos y sanciones, la profesión no es nada atractiva, estamos arruinándonos, la competencia es desleal” y un largo etcétera que cualquiera que viva en este mundillo puede completar.
Por otro lado, me temo mucho, que también seguirá siendo un año huérfano en cuanto a acciones concretas y decididas desde dentro del sectorpara tratar de arreglar, al menos uno o dos de los muchos problemas que nos dan pie a tan extenso repertorio de quejas. Se diría que nos resulta mucho más atractivo el papel de “sufrida víctima” con derecho continuo a “rasgarse las vestiduras” que el de cobrar conciencia de la propia fuerza y de la responsabilidad de ponerla en práctica en favor de nuestros legítimos intereses.
Seguiremos viendo como se perpetúa la fragmentación empresarial, que solemos llamar, de forma muy gráfica, “atomización del sector”; incluso seguirá siendo férreamente defendida, por vías más o menos directas, desde muchos púlpitos, algunos de ellos dentro del propio sector. Una fragmentación que década tras década se constituye en una barrera infranqueable para abordar y superar, de forma justa y rentable, los desafíos que se nos presentan. Unos retos que vienen de la mano de la globalización, la digitalización y la irrupción de nuevas tecnologías y fuentes de energía, sin olvidar las corrientes sociales de sostenibilidad ambiental, inclusividad y equilibrio de género.
El 2021, por un capricho de los tiempos, se presenta precisamente como un catalizador de todas esas demandas; a novedades históricamente inéditas como es la materialización completa del “BrExit”, el desarrollo del nuevo paquete regulatorio recién aprobado en Europa (el famoso “Mobility Package”) y la enrevesada pugna entre las medidas de contención de la Covid-19, por un lado, y la necesaria movilidad de nuestros vehículos y la protección de sus conductores, por otro.
[sumario]Seguiremos quejándonos de las mismas cosas de las que ya lo hacíamos hace diez, veinte o más años aún, o sea en el siglo pasado”[/sumario]
Tenemos también otros “inputs” en 2021 que nunca antes se había vivido: la aplicación, a proyectos concretos, de los famosos fondos de reconstrucción europea (Next Generation) así como el “Green New Deal” recién lanzado por la Comisión Europea y que tan directamente afecta a nuestra actividad. Por si fuese poco, este año ha sido declarado en la U.E. como el año del ferrocarril y suenan “voces” que aseguran que 2021, será, en nuestro país el de implantación de la euroviñeta (ese temido re-pago por uso) y los llamados “impuestos verdes”que se cebarían con los consumidores de combustibles fósiles (en nuestro caso los únicos que de veras podemos usar).
Estrenamos, además, en nuestro país, la rebaja a los 18 años para acceder a la profesión y tenemos que avanzar en la negociación del III Acuerdo General con los sindicatos y la renovación del CNTC.
Sinceramente espero que también sea el año en que asestemos un golpe definitivo a la impunidad de los morosos en este sector. Estamos más cerca que nunca.
Cada uno de estos retos es importante por sí solo, pero, en conjunto, exigirán un esfuerzo hercúleo; probablemente fuera del alcance de cualquier empresa individual de este sector, por potente que sea. Si es cierto aquello de que “la unión hace la fuerza”, me temo que no “salimos más fuertes” del 2020 pero quizá eso mismo haga que 2021 sea el año en que empecemos a fortalecernos.
