Con la llegada de las olas de calor, muchos conductores de vehículos eléctricos se preocupan por cómo las altas temperaturas y el uso intensivo del aire acondicionado pueden afectar a la autonomía. Sin embargo, datos de Geotab y sus filiales revelan que, aunque el calor tiene cierto efecto, la velocidad de conducción puede ser el factor que más reduce la autonomía.
A partir del análisis de datos procedentes de más de tres millones de trayectos, se ha comparado cómo afectan la temperatura y la velocidad al consumo energético de vehículos eléctricos ligeros, como turismos y furgonetas. A velocidades de entre 80 y 130 km/h, y con temperaturas de 30 °C, la resistencia aerodinámica tiene un impacto mucho mayor sobre la autonomía que la refrigeración del habitáculo.
Los datos muestran que incluso pequeños aumentos de velocidad pueden provocar pérdidas notables de autonomía. Por ejemplo, en los turismos eléctricos, a 80 km/h y 30 °C, la autonomía estimada es de 446 km, pero a 96 km/h, baja a 404 km y a 130 km/h, desciende a 322 km, lo que representa una pérdida del 28% respecto a la velocidad más eficiente.
Esto se explica porque cuanto más rápido se conduce, mayor es la resistencia del aire. La resistencia aerodinámica aumenta proporcionalmente al cuadrado de la velocidad, lo que significa que duplicar la velocidad requiere cuadruplicar la energía para contrarrestar dicha resistencia.
De la misma manera, reducir la velocidad entre 15 y 25 km/h puede extender la autonomía entre un 20% y un 30%, según el tipo de vehículo. Los datos de Geotab también indican que en verano, el efecto del calor se nota más cuando se conduce despacio, ya que en esas condiciones la resistencia aerodinámica es mínima.
Cómo maximizar la autonomía
Así, recomiendan aplicar varias técnicas para aprovechar mejor la batería sin renunciar al confort durante los periodos de altas temperaturas. Por ejemplo, reducir la velocidad, pues en muchos vehículos, bajar de 112 km/h a 96 km/h puede añadir entre un 10% y un 20% de autonomía.
También es importante reacondicionar el habitáculo mientras el coche está enchufado, usando energía de la red en lugar de la batería para lograr una temperatura agradable. La mayoría de los vehículos eléctricos permiten hacerlo desde dispositivos móviles, lo que resulta en más autonomía y menos desgaste.
Otro punto clave es utilizar el aire de forma eficiente, ya que poner el aire al máximo baja el rendimiento de la batería. Lo ideal es usarlo solo cuando sea necesario, activar el modo de recirculación y, aprovechar si el coche tiene ventilación en los asientos, porque consume menos que enfriar toda la cabina.
Igualmente, es preciso evitar aceleraciones bruscas y usar el frenado regenerativo para recuperar energía al reducir la velocidad, así como evitar la carga rápida en días de calor extremo, ya que puede generar un esfuerzo adicional en la batería y contribuir a su degradación prematura a largo plazo.