En el caso de productos perecederos, es preferible el transporte aéreo, pero si no existen limitaciones temporales, resulta más rentable el marítimo.
Los cargadores y transitarios pueden elegir entre diversas opciones a la hora de transportar su mercancía, tomando como referencia el precio, la rapidez de los envíos, la conveniencia y la seguridad. Todas ellas son cuestiones que deben ser valoradas, aunque a veces no son suficientes para hallar una respuesta.
En el caso del transporte transoceánico, la elección entre los servicios marítimos o de carga aérea depende de la distancia, el coste, la seguridad, la accesibilidad y el tipo de mercancía, tal y como señala en su último informe la consultora Xeneta.
En el caso de los productos perecederos, como flores o alimentos frescos, la mejor solución suele ser el transporte aéreo, debido a su corto tiempo de vida, aunque hay ciertas excepciones, como los plátanos, que suelen ser enviados en buques debido a su extenso proceso de maduración.
La demanda de capacidad de carga varía mucho dependiendo de la época del año, con algunos picos muy destacados, como el caso del día de San Valentín, que suele alterar los planes de las compañías aéreas en los envíos de flores desde África hacia Europa.
El transporte aéreo también acostumbra a ser la mejor opción para los envíos de productos farmacéuticos, por su sensibilidad a los cambios de temperatura y la necesidad de contar con un sistema de monitorización adecuado. Además, esto supone que deben ser trasladados en un periodo de tiempo muy concreto, con la máxima visibilidad.
El transporte marítimo, más económico
No obstante, dependiendo del tipo de medicamento, también se pueden utilizar contenedores 'reefer' para su transporte por vía marítima. Los buques suelen ser además la principal opción de las empresas que buscan transportar cosméticos, moda, aparatos electrónicos o productos del hogar.
Esta fórmula, utilizada para transporte de larga distancia, es mucho más económica que llevar la mercancía a su destino en avión. Por tanto, cuando no es necesario un envío rápido, suele ser la opción escogida.
Su principal desventaja es que puede ser difícil controlar los tiempos debido a circunstancias externas, como la congestión en los puertos, que puede provocar retrasos. El cliente debe encontrar el equilibrio entre la calidad del servicio ofrecido, el coste, la fiabilidad del transporte y el tiempo previsto de entrega.
En cuanto a los precios, suelen fluctuar tanto en el ámbito aéreo como en el marítimo. Por ello, los cargadores suelen tomar su decisión en función de la dinámica del mercado, utilizando plataformas comparativas que les permitan comprobar el nivel de las tasas en tiempo real.