El primer modelo fabricado en una cadena de montaje fue el icónico Ford T, que con la capacidad de fabricación de Ford y el precio asequible del modelo supuso una auténtica revolución en el mundo del automóvil en 1908, además de sentar las bases de la conducción actual siendo el primer vehículo que situó el volante en la izquierda.
Nueve años más tarde, en julio de 1917, vio la luz una versión diferente del modelo, el TT, esta vez en forma de furgoneta de una tonelada. Con un chasis personalizable con un área abierta, este vehículo llegó para dar soluciones a los clientes que querían transportar carga.
Este modelo era más largo y robusto que el Ford T, con un habitáculo para dos personas. Se arrancaba mediante una manivela situada en el frontal del coche, y tenía la opción de disponer de unos neumáticos novedosos para la época, los neumáticos de cámara de aire, en vez los clásicos de caucho sólido.
El TT es el precursor de toda la gama actual de vehículos comerciales de Ford, siendo conceptuado para transportar desde correo postal hasta combustible.