Los precios de la energía eléctrica han experimentado un crecimiento en agosto que la Asociación de Explotaciones Frigoríficas,Logística y Distribución califica como "disparatado", con un valor de 105,12 euros/MWh a día 28. Esto supone un incremento de 11,62 euros/MWh por encima de las previsiones.
El impacto en el sector ha sido, según Aldefe, "directo y brutal", con incrementos en algunos días y horas que multiplican en doble dígito a los de 2020 en las mismas fechas. Igualmente, las previsiones para septiembre se sitúan en 113,6 euros/MWh, a pesar de que por lo general es un mes de precios medios.
En Europa, también ha sido esta la tónica dominante, alcanzando Reino Unido un precio de 125,04 euros/MWh y de 111,92 euros/MWh en el caso de Italia, frente a los 76,27 euros/MWh de Francia o los 81,78 euros/MWh de Alemania.
El 40% de los costes
La situación es "insostenible" según Marcos Badenes, secretario general de la Asociación, mientras que su presidente, Julián Corriá, recuerda que que “la factura eléctrica de una empresa dedicada al almacenamiento frigorífico representa en torno al 40% de su cuenta de explotación".
A ello se añade que "la fiscalidad ligada a la energía es altísima" y que el sector está excluido por CNAEde las ayudasen bonificación del Impuesto Eléctrico. Por otro lado, no puede obtener las relacionadas con la eficiencia energética de forma directa porque no está considerado como una industria.
A lo largo de 2021, se ha incrementado en un 35% el importe de la factura y a partir de junio, los precios de los comúnmente llamados peajes han subido un 7% más respecto a la media de años anteriores.
Ante esta situación, desde Aldefe insisten en que las empresas del sector asumieron el 1 de julio un incremento de los peajes que no estaba previsto, y ahora vuelven a producirse otros que no habían sido anunciados y por tanto, no habían sido contemplados a nivel de gestión empresarial.
El problema es "muy grave" para las empresas, ya que se han cerrado contratos con clientes a un precio determinado y ahora los costes se incrementan sin que puedan ser repercutidos a terceros. Esto, según alerta la Asociación, puede conducir a unas pérdidas que ponen en peligro las empresas y el empleo.