En busca de un difícil equilibrio

La evolución ecónomica de los próximos meses marcará la recuperación de unas cadenas de suministro que llevan tres años tensionadas. 2023 parece, a priori, un año de descompresión. De hecho ya se nota mayor fluidez, aunque las incertidumbres persisten, con la pandemia y la invasión rusa de Ucrania como elementos desestabilizadores.

26/04/2023 a las 19:42 h

La gestión logística y la economía global en general vive desde finales de 2019 una época convulsa, con diferentes eventos que han ido provocando cambios de gran calado.

Tras más de tres años de agitaciones, 2023 parece un año de descompresión a decir de muchos, aunque tampoco exento de fuertes incertidumbres. Incertidumbres que, al fin y a la postre, parecen haberse convertido en sino de estos tiempos convulsos.

De cara a este 2023, la cadena de suministro parece seguir por la senda de la agilidad y la resiliencia como mantras.

Sin embargo, las dudas sobre la evolución de la demanda y el quebradero de cabeza que supone la evolución de los precios de la energía y de las materias también son variables que van a condicionarel rumbo que decidan tomar muchas empresas.

En este sentido, mientras que algunos hablan de recesión más o menos moderada, otros, más optimistas, ponen gran parte de sus maltrechas esperanzas en una posible recuperación del ritmo económicoque había antes de la pandemia de cara a la segunda mitad del año.

Precisamente la evolución de la pandemia, principalmente en China, y la duración de la invasión rusa de Ucrania son otras dos variables a tener muy en cuenta,junto con la sorda pugna comercial que mantienen China y los Estados Unidos, con algunos episodios altisonantes de vez en cuando.

La incertidumbre será la nota dominante en este 2023.

Ante este panorama, las empresas parecen haber aprendido que tienen que tener en cuenta en su gestión de riesgoseventos extraordinarios que realmente suceden, tal y como todos podemos atestiguar.

Ahora bien, en este contexto la cuestión parece girar en torno al tamaño de los inventarios y el papel que juega el transporte,sobre todo cuando la demanda es una incógnita de difícil solución.

[sumario]Agilidad, resiliencia e incertidumbres son tres conceptos que parecen llamados a marcar la evolución de la gestión logística este 2023, al y como lo llevan haciendo desde finales de 2019 ”.[/sumario]

Precisamente por esta incertidumbre, la agilidad parece un valor al alza imbatible para la gestión de la cadena de suministro durante los próximos meses.

Esta capacidad de respuesta se articula bien a través de una estructura logística dimensionada, por medio de herramientas que permitan tener una visión integral y a tiempo real de las cadenas de suministro, para detectar amenazas y riesgos potenciales, así como mediante políticas de diversificación con las que poder contar con alternativas ante posibles disrupciones.

¿Dónde queda la sostenibilidad?

Con todas las circunstancias que han ido sacudiendo la actividad económica en los tres últimos años, parece como si la sostenibilidad, factor de gran importancia hasta hace no mucho, parece haber ido perdiendo posicionesentre las prioridades de las empresas.

No es que se haya abandonado, pero en cierto modo ha sido relegada, a medida que la producción se ha convertido en una encarnizada batalla marcada por los precios, los costes y la inaplazable necesidad de hacer llegar los productos a los mercados.

Ahora bien, la sostenibilidad también es ya un valor de mercado muy arraigado y un elemento que ya forma parte esencial de la política empresarial de muchas compañías, por lo que seguirá jugando un papel importante, especialmente en el ámbito logístico, considerado un segmento con grandes posibilidades.

Las empresas mantendrán las inversiones en tecnologías logísticas, para aumentar la productividad y disninuir los costes.

Inflación

La inflación es otra de las grandes cuestiones que ha marcado gran parte de 2022 y que seguirá siendo uno de los principales factores a tener en cuenta este 2023, sin olvidar los efectos que tiene sobre la política monetaria de los principales bancos centrales del planeta que han iniciado una escalada paralela de los tipos de interés oficialesque encarece la financiación de las empresas y hace que se piensen las inversiones muy mucho.

Sin embargo, un reciente estudio de Capgemini asegura que en este contexto de dinero caro, las empresas parecen decididas a mantener a toda costa las inversiones en sus cadenas de suministro, y especialmente en nuevas tecnologías logísticas, con el fin de que sus estructuras estén adecuadamente afinadas para llegar a los mercados incluso en las peores condiciones.

¿El fin de las disrupciones?

Los últimos años también se han caracterizado por diversos eventos que han dificultado, cuando no impedido directamente, el normal funcionamientode las cadenas de suministro, especialmente de aquellas más complejas y globalizadas.

Puertos congestionados, escasez de camiones y de personal de almacén, falta de espacio de almacenamiento, alteraciones en los flujos de contenedores son solo algunos ejemplos de situaciones que poco a poco, lentamente, ya van pareciendo cierto parón de la demanda.

A esta situación contribuye un cierto parón de la demanda.

[sumario]La menor demanda está haciendo que los flujos logísticos internacionales se descongestionen y estén más cerca de recuperar la normalidad”.[/sumario]

La adecuación de inventario a las necesidades será de gran importancia.

En resumen, en los últimos años, la crisis sanitaria ha actuado de espoleta que ha modiicado el normal funcionamiento de algunos de los principales centros de producción del planeta. Al tiempo, la pandemia también ha activado el consumo ante posibles desabastecimientos. Esta combinación ha ido provocando que las cadenas hayan empezado a funcionar mal, mientras que el consceuente desequilibrio entre oferta y demanda ha empujado los precios al alza. Para colmo, la crisis bélica del este de Europa ha acelerado la espiral inflacionista y ha provocado la intervención con los consiguientes incrementos de los tipos de interés.

Ahora, parece que estamos en una nueva fase, en la que unos consumidores empobrecidos por la inflación generan una menor demanda, con lo que parece estar más cercael restablecemiento del equilibrio entre oferta y demanda .

De momento, los fletes internacionales parecen contenidos y los flujos recuperados una vez se ha resuelto gran parte de la congestión portuariaacumulada estos tres últimos años.

Así pues, queda todo pendiente de que las cosas vuelvan lentamente a su cauce, sin más sobresaltos. En definitiva, seguimos con las mismas incógnitas un año más.

 

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