La Comisión Europea ha dado este miércoles 13 de mayo su visto bueno, bajo una serie de condiciones, para que la empresa pública de ferrocarril francesa SNCF adquiera la totalidad de Eurostar, cuya propiedad compartía hasta ahora con el gobierno británico, después de que empresa y administración pactasen el acuerdo.
Así, desde Europa se supedita este consentimiento a que se cumplan una serie de compromisos dirigidos a facilitar la entrada de nuevos operadores en las rutas Londres-Bruselas y Londres-París, en las que en la actualidad Eurostar es el único operador.
A pesar de que desde la Comisión se considerase en un primer momento que esta adquisición podría limitar a los usuarios la elección de los servicios, los compromisos ofrecidos por las partes implicadas en la operación, que también incluye a la compañía nacional ferroviaria belga SNCB al tener una participación minoritaria, han disipado las principales preocupaciones del organismo europeo.
Estas "serias dudas" expresadas desde la Comisión eran las mismas que las planteadas cuando Eurostar fue creada en 2010, relativas al acceso a las estaciones de Francia y Bélgica y a los centros de mantenimiento en Francia, Bélgica y Reino Unido.