Iberia y Vueling se comprometen a utilizar un 10% de combustible sostenible en 2030

Ambas aerolíneas llevan tiempo trabajando en el proceso de descarbonización y están invirtiendo en la renovación de sus flotas, así como en la mejora de sus operaciones.

22/06/2023 a las 10:19 h

El Grupo IAG, al que pertenecen Iberia y Vueling, se ha comprometido a utilizar un 10% de combustible sostenible para la aviación, Saf, en 2030 superando los requisitos establecidos por la regulación nacional e internacional.

En ese sentido, ambas aerolíneas llevan tiempo trabajando en el proceso de descarbonización y están invirtiendo en la renovación de sus flotas y en la mejora de sus operaciones para reducir su impacto ambiental, dando un paso más con la asunción del uso de este tipo de combustible.

De hecho, según un estudio realizado por PwC para Iberia y Vueling, se estima que en 2050 la aviación española necesitará cinco millones de toneladas de Saf al año para lograr la descarbonización.

Si se distribuyen entre 30 y 40 plantas de producción en todo el país, España podría cubrir toda su demanda nacional e incluso exportarvolúmenes significativos al mercado internacional.

La construcción y operación de estas plantas de producción tendría un impacto considerable en el PIB, estimado en 56.000 millones de euros hasta 2050, y se crearían alrededor de 270.000 puestos de trabajo. El Saf se considera fundamental para avanzar en la descarbonización del transporte aéreo, y su producción requerirá una inversión de aproximadamente 22.000 millones de euros hasta 2050.

El desarrollo a gran escala de la producción de Saf es considerado como esencial, ya que actualmente su producción es limitada en comparación con la demanda global de combustible de aviación.

Esta industria también brinda oportunidades para el ámbito rural, ya que gran parte de los empleos se ubicarían en zonas rurales donde se encuentran las principales fuentes de residuos utilizados en su producción.

El Saf es un combustible sostenible y alternativo a los combustibles fósiles, que reduce entre un 60% y un 100% las emisiones de CO2 en comparación con el combustible convencional. Una de sus ventajas es que puede ser utilizado sin necesidad de modificar los aviones o las infraestructuras aeroportuarias existentes.

 

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