Exportar fruta, medicamentos o cosméticos ya no depende solo de un camión frigorífico. Hoy, la cadena de frío internacional exige trazabilidad en tiempo real, cumplimiento normativo y planificación aduanera precisa. En este nuevo paradigma, la logística deja de ser operativa para convertirse en una verdadera ventaja competitiva.
Un sector en auge... y bajo presión
La logística en frío vive un momento de expansión. El mercado global superó los 300.000 millones de euros en 2024, según Fortune Business Insights, y podría alcanzar los 800.000 millones en 2032, con una tasa de crecimiento anual del 13,3%. En España, el sector ronda los 5.200 millones y se estima que supere los 8.500 millones en cinco años, según Mordor Intelligence. Este crecimiento responde al auge de productos sensibles como frutas, platos refrigerados, cosméticos naturales o fármacos termolábiles, que requieren más control, más precisión y más regulación.
Tecnología: el nuevo estándar logístico
La eficiencia ya no se mide solo en kilómetros recorridos. En la cadena de frío 4.0, la tecnología es el nuevo termómetro de competitividad. Herramientas clave como los sensores IoT que controlan temperatura, humedad o vibraciones en tiempo real, emitiendo alertas si se supera el umbral crítico.
O las plataformas predictivas: anticipan riesgos logísticos, climáticos y aduaneros o la automatización documental: integra ERP, sistemas logísticos y herramientas de despacho para preparar DUA, certificados y facturas desde el origen.
Estas soluciones no solo agilizan procesos, sino que son fundamentales para demostrar cumplimiento legal ante inspecciones, especialmente en mercados como Reino Unido o Asia.
Logística legal: cuando la temperatura es lo de menos
La cadena de frío también se juega en los despachos aduaneros. No basta con que la mercancía viaje fresca: debe hacerlo cumpliendo con certificados sanitarios, licencias, normativas técnicas y regímenes aduaneros especiales.
Los productos refrigerados están sujetos a:
- Controles en Puestos de Inspección Fronteriza (PIF), donde se verifica tanto el estado físico como la validez documental (Regl. (UE) 2017/625).
- Normas del Código Aduanero de la Unión (CAU), que exigen trazabilidad y coherencia absoluta entre lo declarado y lo transportado (Regl. (UE) 952/2013).
- Restricciones específicas del país de destino, como registros sanitarios o requisitos de homologación.
- Regímenes especiales como el Depósito Aduanero, el Tránsito o la Exportación Simplificada, regulados en el CAU y desarrollados por el RECAU y RDCAU.
Pero el verdadero riesgo está fuera del camión. Cuando una operación falla, rara vez es por la temperatura. Los puntos críticos suelen estar en la planificación aduanera y documental.
Entre los errores frecuentes, está el subestimar los certificados y licencias exigidos en destino. Elegir un Incoterm inadecuado, que delega la responsabilidad a un actor sin presencia en destino. También, no conservar registros de trazabilidad térmica o ignorar los beneficios de los regímenes aduaneros disponibles.
Conclusión: estrategia 360º
La cadena de frío ya no es sólo logística: es tecnología, legalidad y planificación estratégica. Las empresas que integran estos elementos, con asesoramiento profesional especializad, logran operaciones más seguras, ágiles y competitivas.
En las consultorías en comercio internacional ayudamos a diseñar operaciones logísticas sin riesgos, anticipando requisitos y optimizando cada eslabón, desde el almacén hasta el despacho final.
Porque una cadena de frío eficiente no se improvisa: se diseña.
