Una cosa es segura: el amoniaco renovable se perfila como uno de los compuestos químicos del futuro. Su producción, libre de emisiones directas de CO2, y sus múltiples aplicaciones, más allá de la industria de los fertilizantes, como vector del hidrógeno verde, medio de almacenamiento y transporte de energía o combustible marítimo, lo convierten en una de las claves para la transición energética global.
Según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (IEA), el amoniaco renovable podría cubrir hasta el 45% de la demanda de combustibles marítimos en 2050, siendo fundamental en la reducción de emisiones de sectores difíciles de electrificar.
No obstante, su implantación a gran escala todavía enfrenta varios retos logísticos, tecnológicos, regulatorios y de inversión que deben abordarse de forma coordinada para que el amoniaco renovable se convierta en una realidad.
Desafíos logísticos y de infraestructura
Actualmente, existe una amplia red para el transporte y almacenamiento del amoniaco, en todo el mundo hay 120 puertos con instalaciones diseñadas para su manejo.
Esta infraestructura se ha desarrollado para la producción, el almacenamiento, el transporte y la distribución del amoniaco convencional. Con el despliegue del amoniaco renovable, estas instalaciones se pueden ir adaptando y modernizando. Sin embargo, para elevarlo a gran escala y permitir el empleo del amoniaco renovable en los nuevos usos es necesario llevar a cabo ampliaciones y adaptaciones en ciertos aspectos; desde aumentar el número y capacidad de las infraestructuras existentes hasta mejorar los estándares ambientales y de seguridad.
En los países exportadores, también será clave la construcción de nuevas plantas de producción a gran escala y terminales de envío que permitan atender la creciente demanda global.
Desafíos tecnológicos
Para incrementar el potencial del amoniaco renovable es clave seguir trabajando en mejorar la tecnología probando nuevos métodos para lograr reducir los costos y aumentar la eficiencia.
En ese sentido, mejorar el rendimiento de las plantas de electrólisis, optimización e innovación en los procesos de conversión de hidrógeno en amoniaco (actualmente dominado a escala industrial por el conocido proceso Haber-Bosch) desarrollar sistemas de almacenamiento más seguros y eficientes son pasos fundamentales para aumentar la viabilidad económica.
La Asociación Española del Amoniaco Renovable reclama el desarrollo de marcos regulatorios claros que permitan atraer inversiones y consolidar cadenas de suministro seguras y competitivas.
Desafíos regulatorios
A pesar de que el amoniaco se comercializa desde hace al menos cien años, no existe todavía un marco normativo específico para certificar el origen de amoniaco renovable. De ahí la necesidad de crear certificados de origen para dar confianza a productores y consumidores, facilitar el comercio internacional y garantizar la trazabilidad ambiental del producto.
En España, la Asociación Española del Amoniaco Renovable (AEAR) reclama el desarrollo de marcos regulatorios claros que permitan atraer inversiones y consolidar cadenas de suministro seguras y competitivas.
Desafíos de inversión
Uno de los grandes desafíos son los costes que conlleva la expansión del amoniaco renovable. Su competitividad frente al amoniaco convencional se ve limitada por su elevado coste de producción con energías renovables y la necesidad de fuertes inversiones en tecnología e infraestructura. Según estimaciones del sector, alimentar los barcos con amoniaco renovable puede costar entre dos y cuatro veces más que con combustibles convencionales.
Por ello, una colaboración entre los sectores público y privado será determinante para financiar y apostar por tecnologías prometedoras adaptándolas a las necesidades regionales. La Comisión Europea no se queda atrás y ya ha destinado fondos a proyectos de corredores marítimos de hidrógeno y amoniaco verde, en concreto la UE otorgó 29 millones de euros a un programa en los puertos de Algeciras y Huelva para impulsar su adaptación al uso de este combustible.
Desde luego, convertir este potencial en una realidad requiere una visión a largo plazo, apoyo e inversión en tecnologías e infraestructuras, voluntad por parte de las empresas y organizaciones y una colaboración con los gobiernos para establecer unas directrices comunes. Pero si se logra, el amoniaco renovable no solo será un vector energético de futuro, sino un pilar fundamental de la transición energética global.