Hace poco más de un año entró en vigor la Orden PJC/756/2024, que supuso un antes y un después en las operaciones de comercio exterior de los productos sometidos a controles sanitarios y fitosanitarios, al generar un importante avance en la realización de los controles a la importación de estas mercancías, pues ahora todo depende de una misma autoridad, lo que mejora la interlocución. La gente también percibe una mayor seguridad jurídica.
Ahora bien, todavía quedan pasos por dar. El primero es que aún estamos lejos de la tan ansiada Ventanilla Única (una de las cuestiones que más mina nuestra productividad) y, por mucho que se hayan sentado buenas bases, no hemos logrado la necesaria y básica uniformidad de criterios en los distintos PCF, cuestión básica para garantizar nuestro derecho a trabajar en cualquier lugar de nuestra geografía.
Hace un tiempo hicimos, en Feteia-Oltra, un informe sobre el estado de los PCF. Una de las principales conclusiones era la falta de armonización, con una práctica distinta en cada plaza (parecería que cada uno de ellos tiene una normativa propia). Esta situación se mantiene con consecuencias nefastas, ya que se producen bloqueos y, en ocasiones, destrucciones de la mercancía que hay que solucionar
Otro problema es el tecnológico. He de reconocer, y lo hago públicamente, que nos consta que se trabaja para dar una solución a nivel nacional cuanto antes, tanto para la corrección de errores, como para la puesta en marcha de una nueva plataforma que sirva de nexo entre los PCS y las Administraciones públicas. También hay una dimensión europea. CERTEX está dando problemas y, lamentablemente, estos temas suelen ir muy lentos en Bruselas (cuestión preocupante pensando en el futuro hub de datos de la UE).
La otra pata esencial en la logística, es la física. El papel de las instalaciones es esencial para poder mover estos productos (especialmente los puertos). Si bien tenemos unos puertos muy competitivos, hay que seguir trabajando, pues la competencia de nuestros vecinos es muy fuerte. Hemos de contar con unas instalaciones aptas para mover todo tipo de mercancía (no podemos permitirnos recibir tirones de orejas de la Comisión Europea), pues, por increíble que pueda parecer, en algunos de los principales PCF de nuestro país no se pueden importar algunas mercancías.
También hay que mejorar los accesos a los puertos y valorar la posibilidad de trasladar instalaciones de almacenamiento y PCF a las inmediaciones de los puertos. Esto ocurre en países de nuestro entorno y, con ello, salvan el posible colapso de las terminales sin renunciar a la necesaria seguridad. Y ser imaginativo en la búsqueda de nuevas instalaciones.
Todas las iniciativas anteriores deben pensarse sobre la base de la siguiente reflexión: necesitamos que las distintas Administraciones tomen conciencia de que es básico trabajar en ganar eficiencia y con el único objetivo de la mejora de las actuaciones que se llevan a cabo en las operaciones de comercio exterior.
Este es un sector básico de nuestra economía y tenemos que cuidarlo y potenciarlo. Otros países de nuestro entorno son mucho más competitivos y, teniendo en cuenta que estamos en un mercado único, partimos en desventaja contra ellos, lo que nos aboca al fracaso. Hemos de aprender de ellos, para no echar a perder un sector estratégico.
