Vivimos tiempos convulsos. Los últimos años han obligado al sector logístico a ir haciendo frente de manera sucesivas a diversas crisis que se han ido solventando con mayor o menor acierto, pero siempre con el esfuerzo ímprobo de miles de empresas y de millones de trabajadores.
El 2023, del que ya ha transcurrido el primer trimestre, parece que también tendrá en común con ejercicios anteriores la incertidumbre y el entorno complejo.
El pasado 2022 ha dejado como herencia una descomunal espiral inflacionista y unos precios de la energía por las nubes que han provocado un debilitamiento de la demanda y un encarecimiento de la financiación como consecuencia del incremento de los tipos de interés.
Sin embargo, también hay otros factores como la superación de la pandemia de coronavirus y la normalización de las cadenas de suministro más alargadas y complejas que invitan al optimismo.
Diversos analistas internacionales señalan que, si no hay nuevos acontecimientos adversos, este ejercicio del 2023 podría suponer un punto de inflexióndesde el período de inestabilidad iniciado a finales de 2019.
Así pues, los expertos trabajan con la hipótesis de que la actividad económica vaya recuperando pujanza a medida que las principales economías del planeta alcancen sus habituales velocidadesde crucero y tiran de los demás.
Si este pronóstico es cierto, con el verano podría llegar una nueva etapa de crecimiento con más consumo y cierta normalidad, a expensas de lo que suceda en la crisis bélica en Ucrania y de la evolución de una inflación que se espera pueda estar por fin controlada.
[sumario]Las empresas siguen adelante para adaptarse al doble reto que plantea la transformación digital y la sostenibilidad”.[/sumario]
Además, hay que tener en cuenta que este 2023 va ser escenario de un intenso año electoraly, como suele suceder cuando hay que votar, las Administraciones posiblemente mantendrán un alto nivel de gasto, contribuyendo así a calentar la economía.
El 2023 mantendrá el interés por los movimientos empresariales en el sector, mientras que las empresas siguen adelante para adaptarse al doble reto que plantea la transformación digital y la sostenibilidad.
En todo caso, el futuro no está escrito y 2023 irá poniendo sobre el tapete inesperado que se vaya dibujando en el tiempo nuevos retos para un sector en perpetua transformación.
