La situación ha generado un incremento en las tasas de flete aéreo, pero no hay suficientes evidencias que determinen un cambio en los modos de transporte elegidos.
Tras la quiebra de la naviera, 98 buques con una capacidad agregada de unos 610.000 TEUs dejaron de operar, incrementándose hasta 1,7 millones la flota mundial de portacontenedores inactivos.