Un estudio identifica los principales retos y necesidades de las empresas de transporte de Barcelona

En vez vez de imponer la electromovilidad como única vía, las empresas creen que se deberían apoyar otras fórmulas actualmente más factibles, y facilitar incentivos fiscales y políticas de financiación adaptadas a la realidad de las pymes.

27/10/2025 a las 10:18 h

Transcalit – Sertralit ha llevado a cabo el “Estudio de flotas y ambientalización de estas en las empresas de transporte de mercancía de la provincia de Barcelona” para identificar los principales retos y necesidades que afrontan en el contexto de la transición energética, ambiental y tecnológica.

El estudio. que ha contado con el apoyo de la Generalitat de Cataluña, identifica las oportunidades que las empresas tienen a su alcance para cumplir con las normativas ambientales actuales y futuras, optimizar sus operativas y poder ganar en competitividad. También proporciona soluciones para la ambientalización de las flotas, de modo que las empresas puedan reducir sus costes operativos a largo plazo y mejorar la eficiencia energética de sus vehículos.

Para realizar el estudio, se ha utilizado una muestra de 400 empresas ubicadas en la provincia, de las cuales 308 son transportistas con flota propia que suman 8.346 vehículos: un 8% ligeros, un 28% pesados y un 64% tractoras. De ellas, un 60% son pequeñas empresas, un 29% son medianas y un 11% son grandes empresas.

A la luz de los resultados, puede decirse que las empresas de pequeña dimensión son las que sufren mayores dificultades a la hora de renovar sus flotas, porque no disponen de capacidad para hacer frente a la adquisición de vehículos de bajas o cero emisiones. Igualmente, las que no cuentan con flota propia y contratan a autónomos o microempresas, también tienen poca capacidad para afrontar la renovación de vehículos.

De la muestra de vehículos, la antigüedad media es de 7,65 años, aunque con diferencias en función de la dimensión. Es así como la antigüedad media en las empresas pequeñas asciende a 10,15 años, en las medianas es de 9,15 años y en las grandes empresas de 6,41 años.

Por lo tanto, mientras las grandes empresas cuentan con vehículos más nuevos y sostenibles, las pymes arrastran una flota más envejecida. En este aspecto, influyen factores como el coste de adquisición y otros gastos, la dificultad para acceder a líneas de crédito y financiación, el acceso a ayudas y subvenciones, las Zonas de Bajas Emisiones, las normativas europeas Euro, o los impuestos vinculados al uso de carburantes fósiles. 

Además, hay que tener en cuenta la falta de tecnologías alternativas para vehículos pesados, así como de una red de puntos de recarga rápida para camiones y de estaciones de repostaje para los vehículos a gas o hidrógeno. El estudio también pone de manifiesto que el ritmo de renovación de la flota de vehículos de transporte de mercancías en la provincia de Barcelona es del orden del 5% anual, aunque el escenario óptimo sería entre el 8% y el 10% anual.

Mix energético

Por otro lado, el informe indica que las empresas defienden la fórmula del “mix energético”, en la que convivan diversas fuentes energéticas en función de su mayor o menor funcionalidad en cada modalidad de transporte. La condición sine qua non de todas ellas es que sean fuentes de energía renovable.

También cobran fuerza otras alternativas para la ambientalización de las flotas, como la sustitución de vehículos por nuevos modelos más eficientes, el retrofit o el uso de biocarburantes de origen renovable como el HVO. En este caso, el HVO es compatible con los actuales motores diésel, aunque todavía es escaso, caro y continúa emitiendo NOx y otros contaminantes.

El uso de todas estas alternativas va a contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y contaminantes atmosféricos, mejorar la eficiencia energética en el transporte de mercancías y ayudar a la transición ecológica del sector logístico, manteniendo al mismo tiempo la competitividad y la seguridad operativa de la flota.

Además, la mayoría de empresas creen que no hay certeza sobre la tecnología preponderante de futuro y que el hidrógeno, como alternativa energética, todavía está muy lejos de ser utilizado de forma factible. Igualmente, consideran que las administraciones deberían tener en cuenta la realidad estructural del sector.

Así, en vez vez de imponer la electromovilidad como única vía de descarbonización, deberían apoyar otras fórmulas y soluciones energéticas de transición actualmente más factibles, y facilitar incentivos fiscales y políticas de financiación adaptadas a la realidad de las pymes.

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