Un año después de la publicación del informe de Mario Draghi sobre el futuro de la competitividad de la industria en la Unión Europea, el exprimer ministro italiano ha insistido, en una conferencia en Bruselas, en la necesidad de adoptar un enfoque de neutralidad tecnológica en la revisión de las políticas climáticas y un planteamiento que incluya a los combustibles renovables en la transición energética.
En este contexto, la Plataforma para los Combustibles Renovables, que ha secundado sus palabras, ha reclamado que las políticas de descarbonización incluyan a todas las tecnologías probadas y disponibles que reducen las emisiones netas de Gases de Efecto Invernadero, como los combustibles renovables.
En concreto, insiste en la necesidad de incluir, de manera efectiva, a los combustibles renovables en la senda de descarbonización de todos los modos de transporte, y fomentar su consumo a través de una fiscalidad diferenciada como solución de descarbonización eficiente del transporte.
Además, apela a la neutralidad tecnológica en la revisión de la normativa sobre emisiones de CO₂ que la Comisión Europea realizará a finales de este año. Hay que recordar que esta normativa supone la prohibición de la venta del motor de combustión a partir de 2035, lo que amenaza la competitividad de la industria de la automoción y otras industrias auxiliares.
Así, comparte la visión de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles y la Asociación Europea de Proveedores de Automoción, que han reclamado a la Comisión Europea reconsiderar la prohibición del motor de combustión y adaptar un enfoque de neutralidad tecnológica en la revisión de las políticas climáticas.
Desde la Plataforma aseguran que la transición energética y el cumplimiento de los objetivos climáticos de 2050 requieren de todas las soluciones disponibles para reducir emisiones, y ponen como ejemplo la iniciativa del Tour d’Europe, que ha concluido recientemente que el uso de combustibles renovables puede reducir las emisiones hasta en un 67% en comparación con los combustibles convencionales.
Producidos con materias primas autóctonas y sostenibles, fundamentalmente residuos, estos combustibles logran reducir las emisiones de manera inmediata y son compatibles con las actuales flotas de vehículos. Además, por cada 1% adicional de combustibles renovables en las mezclas se reducen 800.000 toneladas de CO₂ cada año, por lo que desplegar su potencial es clave para avanzar en una transición energética eficiente, accesible y competitiva.