
Según un estudio reciente de la IRU, la edad de los actuales conductores de camiones y autobuses supera ya los 55 años en España, un dato que ya empieza a generar una gran preocupación en el sector del transporte, teniendo en cuenta la falta de relevo generacional.
Las causas, dicen desde la Plataforma de Conductores Asalariados, hay que buscarlas en el cambio de paradigma de la sociedad, pues ahora "lo importante no es tener trabajo a cualquier precio, sino disfrutar de una vida digna, con descansos y conciliación familiar". En este sentido, alertan de que se trata de un trabajo en el que "no se respeta además ninguna normativa laboral ni convenio colectivo, donde se trabaja de lunes a domingo y donde las irregularidades son la norma y no la excepción".
A ello se suma la falta de empatía del resto de actores de la cadena, pues el conductor, en algunas ocasiones, es tratado de forma poco adecuada y respetuosa, sin olvidar "la elevadísima accidentalidad laboral". La situación está obligando a las empresas a "contratar a cualquiera de cualquier manera", lo que ha provocado en su opinión una caída de la calidad en la profesión, un aumento del riesgo de accidentes, retrasos con los clientes y deterioros de la mercancía.
Por otro lado, cada año se jubilan mas conductores y el número de profesionales disponibles sigue cayendo, lo que podría llevar en un momento dado a una rotura de la cadena. Para evitarlo, en los últimos años se han probado diferentes soluciones sin mucho éxito, como buscar personal en el ejército o en Cáritas, realizar campañas publicitarias, ofrecer cursos gratuitos para obtener los permisos de conducción o más recientemente, reclutar trabajadores extranjeros en origen.
Sin embargo, según denuncia la Plataforma, muchos de ellos cumplen su compromiso y luego abandonan el transporte, o terminan denunciando a sus empresas ante los abusos continuados o el incumplimiento de lo prometido en las campañas. Incluso, explican, en algunos casos se les llega a obligar a "firmar compromisos de deuda que, casualmente, equivalen a las cantidades que estas empresas de captación cobran por sus servicios a las empresas contratadoras, lo que podría ser constitutivo de un delito".
Varios factores
Lo primero que hay que afrontar es la atomización de las empresas de transporte, pues si no ganan en tamaño tenderán a desaparecer. Lo segundo es la especialización y la profesionalización del sector, que requiere inversión, pero también modernización y formación.
Reclaman en este sentido un ciclo formativo reglado, donde se obtengan los permisos necesarios y la formación sea integral en todas las facetas del transporte de mercancías y de viajeros. También apuestan por reforzar la modalidad e intermodalidad, pues los sistemas que intercambian medios de transporte facilitan muchísimo más la conciliación familiar al permitir los retornos a domicilio o un menor tiempo en la carretera.
Lo tercero es la mejora de las condiciones sociales y laborales para adaptarlas a la realidad, con horarios normalizados para que los conductores tengan vida social y familiar, pues "no podemos seguir con horarios desde las 07:00 hasta las 22:00 horas" y "no se puede tener a conductores 15 o 20 días fuera de su casa, ni en doble tripulación trabajando 20 horas continuadas y descansando nueve".
Igualmente, la Plataforma solicita que se afronte la jubilación por coeficientes reductores, pues no se puede tener a personas con 65 o 70 años en el transporte de mercancías o de viajeros, mientras que en el campo económico, los convenios colectivos necesitan actualizarse a condiciones competitivas, pues el salario de un conductor en España es de media de unos 1350 euros netos.
Así, concluyen que es necesario que los agentes sociales se tomen más en serio la negociación colectiva y relancen el III Acuerdo General de Empresas de Transporte, que debe contener tablas salariales de referencia, junto con los complementos y dietas que se acuerden.