
La federación sindical europea ETF denuncia lo que considera una nueva práctica de explotación a conductores procedentes de terceros países.
En este caso, la entidad destaca el caso de un grupo de conductores zimbabuenses contratados por Hegelmann que el pasado mes de enero decidieron dejar de trabajar y se han manifestado en diversas áreas de servicio del centro de Europa para protestar por los inclumplimientos de las condiciones en que habían sido contratados en enero del año pasado.
Según fuentes sindicales, a estos chóferes africanos se les ofreció un salario inicial de 1.500 euros al mes que se incrementarían hasta los 2.200 euros en pocos meses. Sin embargo, estos profesionales solo recibieron 600 euros a mediados de diciembre, pese a que estaban desarrollando su labor desde mediados de agosto.
De igual modo, sus contratos se rigen por la normativa eslovaca a través su filial Global Transporte, pese a que no prestan servicio en este país, a través y, de igual modo, la empresa les ha reclamado tres mil euros para cubrir los costes legales en que habría incurrido al incorporarlos.
Este precisamente habría sido el detonante para que estos conductores zimbabuenses decidieran pararse en divesas áreas de servicio de Alemania, Italia y Francia, antes de regresar a su país de origen.