Maersk trabaja con un escenario de demanda al alza en el segundo trimestre de 2024, tal y como suele suceder cada año.
Sin embargo, en este 2024 se da la paritcularidad de la crisis bélica que afecta a los tráficos en el mar Rojo. En este sentido, la ampliación de la amenaza a nuevas zonas marítimas está obligando a la naviera a alargar aún más los viajes que han sido desviados hacia el cabo de Buena Esperanza para evitar problemas para las tripulaciones, la carga y los barcos.
Así mismo, la situación genera una serie de efectos colaterales entre los que se incluyen cuellos de botella y congestión portuaria, así como retrasos en la rotación de equipos.
En consecuencia, la naviera calcula una disminución de capacidad en todo el sector de entre un 15% y un 20% en las rutas que enlazan Asia con el norte de Europa y el Mediterráneo durante el segundo trimestre.
De manera particular, las terminales del norte de Europa se enfrentan a congestiones debido a una combinación de mal tiempo, cierres de puertos relacionados con las vacaciones y conflictos laborales. Pese a ello, las instalaciones de Maersk en puertos clave de la región, como Bremerhaven y Rotterdam, la ocupación de patios y depósitos mantiene un tono saludable.
A su vez, en el Mediterráneo occidental, Maersk estima que el tiempo de espera en estas terminales es de unas seis horas para los buques que llegan en el horario previsto, lo que implica una cierta recuperación de la normalidad.
En Algeciras, la alta ocupación en terminales, el desequilibrio de flujo y los horarios irregulares provoca que se tegan que ir ajustando los flujos cada semana, mientras que en Tánger, los tiempos de espera de los buques han vuelto a la normalidad, aunque se registra cierta congestión en el caso de los tráficos de contenedores reefer.
