El metanol continúa consolidándose como una de las opciones más viables dentro del abanico de alternativas para descarbonizar el transporte marítimo de larga distancia. Según el nuevo informe de DNV, “Methanol fuel in shipping”, el combustible ha alcanzado un alto nivel de preparación tecnológica, apoyado en la flota actual y en pedidos que superan los 450 buques capaces de operar con esta energía. Además, existen ya soluciones técnicas para todos los tipos de buques, lo que refuerza su potencial de crecimiento.
El análisis subraya que los motores preparados para metanol y los sistemas auxiliares asociados presentan altos niveles de fiabilidad, con más de 600.000 horas de operación acumuladas en motores dual-fuel de última generación. DNV destaca que la disponibilidad de plantas productoras, infraestructuras de almacenamiento y un número creciente de buques de suministro crea una base sólida para su expansión. A ello se suma la inversión pública y privada, con China concentrando el 43% de la producción de metanol de bajas emisiones prevista a nivel mundial.
En el plano ambiental, el metanol ofrece ventajas significativas: es libre de azufre, prácticamente no genera partículas y reduce de forma notable las emisiones de NOx frente al fuelóleo. Además, los desarrollos en bio-metanol y e-metanol permiten alcanzar emisiones muy bajas o negativas en análisis de ciclo de vida, mientras que su compatibilidad con la infraestructura portuaria existente reduce costes y complejidad para los armadores.
Producción insuficiente y precios elevados son los principales desafíos del metanol para su implantación como alternativa verde en el transporte marítimo mundial.
No obstante, el informe también advierte de importantes obstáculos. El precio del bio-metanol ronda los 2.500 dólares por tonelada equivalente, triple que el gasóleo marino, y la producción mundial apenas alcanza 2,2 millones de toneladas, frente a una demanda proyectada de hasta 60 millones para 2040. DNV modeliza cuatro escenarios de demanda, destacando el papel clave que jugarán normativas como el IMO Net Zero Framework o FuelEU Maritime en la escala de adopción.
Otro punto relevante es la flexibilidad energética. Los motores dual-fuel permiten operar con metanol, biodiésel o combustibles convencionales y, con ajustes menores, incluso con etanol. Herramientas como DNV Fuel Selector y la plataforma AFI ofrecerán a los armadores orientación técnica y económica ante la transición energética.