Crecen las amenazas de estrangulamiento del tráfico marítimo por el canal de Panamá y el Mar Rojo

Factores climáticos y bélicos amenazan el tráfico marítimo por el canal de Panamá y el Mar Rojo, dos vías claves para el comercio mundial, pero otros factores son diferentes a los que condujeron al anterior colapso.

29/11/2023 a las 17:04 h

De un tiempo a esta parte, parece que el transporte marítimo se dirige a un escenario ya conocido, similar al existente desde 2020 y que, sin embargo, parecía superado.

Por un lado, el fenómeno atmosférico de El Niño sigue impactando duramente en el sistema de embalses del canal de Panamá y está obligando a su Autoridad Portuaria a tomar sucesivas medidas para limitar los tránsitos por la vía interoceánica.

Según los últimos registros dados a conocer por los responsables de esta infraestructura, un total de 123 buquesse encuentran a la espera para poder cruzar el canal de Panamá, a fecha de 29 de noviembre.

De igual manera, los tiempos de espera para el tránsitopor la vía han ido creciendo progresivamente a lo largo del mes de noviembre, de tal modo que en sentido sur se colocan en los 11,4 días de media, mientras que en dirección norte son de nueve días.

Las medidas de limitación de tránsitos en la vía interoceánica han afectado más a los buques que transportan graneles sólidos y GNL, mientras que los portacontenedores presentan menos problemas por su menor calado.

Así mismo, por otra parte, más recientemente, las tensiones entre Israel y Hamás en Gaza extienden sus efectos a todo Oriente Medio, con una preocupante derivada que afecta a la navegación por el Mar Rojo.

De hecho, se ha registrado el secuestro de una embarcación en Yemen, mientras que otro intento de abordaje ha sido frustrado en aguas del Mar Rojo por la armada estadounidense estos últimos días.

Aademás, la naviera israelí ZIM ha decidido tomar medidas para evitar problemas y ha comunicado que procederá a desviar sus tráficos.

Precisamente esta medida, la de desvío de tráficos, es la que están tomando cada vez más navieras para evitar estos dos pasos estratégicos para el tráfico mercante mundial y utilizar rutas alternativas.

Esto conduce a un alargamiento de los viajes que, sin embargo, no está teniendo efectos sobre la demanda, ni sobre los fletes, que parecen contenidos pese a los esfuerzos que reiteradamente, pero sin éxito, vienen realizando en los últimos meses las grandes navieras para incrementarlos.

Incertidumbre, factor clave

Esto se debe principalmente a que la demanda de servicios de transporte marítimo está claramente afectada por la incertidumbre económica global, así como por el exceso de capacidad existente actualmente en el mercado que provoca la incorporación de nuevas embarcaciones, sin que paralelamente se estén achatarrando los buques más antiguos.

Al mismo tiempo, el volumen de flota ociosa es mínimo y los registros de congestión portuaria también reflejan una normalidad casi absoluta, una vez superado el complejo problema de mala distribución de contenedores existente en los últimos años.

Además, para terminar de completar el cuadro, parece que los principales clientes de los servicios de transporte marítimo también han conseguido equilibrar sus inventarios, con lo que parece que se abre una nueva etapa en la que productores y vendedores se centran en poner en los mercados aquellos productos más demandados por los consumidores.

En definitiva, factores climáticos y bélicos amenazan el tráfico marítimo por dos de de las infraestructuras más críticas para el comercio mundial, pero, sin embargo, la situación por volúmenes, demanda, oferta y capacidad no es la misma que produjo el anterior colapso.

Fundamentalmente, si en el origen de la anterior situación de congestión estaba una crisis sanitaria que no solo no frenó el consumo, sino que lo incrementó, ahora el panorama de espiral inflacionista y de bajo consumo, principalmente en Europa, dibuja una coyuntura totalmente distinta.

 

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