La electrificación de las flotas frente al uso de biocombustibles en la reducción de las emisiones en el transporte

Los gases de efecto invernadero se reducirían un 4% con los biocombustibles, mientras que se podría alcanzar una disminución del 63% al combinar los vehículos eléctricos con otras medidas a corto plazo.

06/09/2017 a las 2:06 h

biocombustible Los biocombustibles avanzados pueden jugar un papel más modesto en la descarbonización del transporte.

La combinación de ciertas medidas que surtan efecto a corto plazo con la electrificación de las flotas podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el transporte por carretera hasta un 63% de cara al año 2050.

En cambio, según los cálculos realizados por Transport & Environment a partir de la Hoja de Ruta para el Transporte de la Unión Europea, EUTRM, los biocombustibles avanzados solamente podrían contribuir a una mejora modesta, dada su disponibilidad actual.

El potencial de reducción de las emisiones depende de la cantidad de biocombustible que se utilice, pero la Comisión Europea ha propuesto limitar el uso de biocombustibles de primera generación al 3,8%, cifra que se reducirá al 3,6% en el caso de los biocombustibles avanzados, para el año 2030.

Por lo tanto, se prevé una significativa mezcla de biocombustibles, que podría llegar al 8,5% de la demanda de combustibles líquidospara el transporte pesado. Asimismo, según esta investigación, una cantidad así podría contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el transporte por carretera en un 4%.

Diferentes biocombustibles

Existe una importante diferencia entre los biocombustibles en el mercado. Los de primera generación o convencionales han sido producidos a partir de cultivos agrícolas, mientras que los de segunda generación o avanzados se obtienen a partir de residuos y materias primas, como las algas.

Ambos pueden combinarse con combustibles fósiles sin modificar el motor, aunque existen algunas limitaciones. La primera generación nació para reducir el uso del carbón como combustible. Sin embargo, el biodiésel obtenido a partir de aceites vegetales genera incluso más emisiones si se tienen en cuenta las derivadas del uso del terreno.

En cuanto a la segunda generación, existen dos aspectos claves que limitan su utilización en el transporte por carretera. Se trata de la disponibilidad de las materias primas y de la competencia con otros sectores por el uso de algunos recursos escasos, incluyendo el marítimo o el de la aviación.

Por tanto, los biocombustibles avanzados pueden jugar un papel más modesto en la descarbonización, a lo que hay que sumar que su viabilidad económica y sostenible limita su impacto, especialmente comparado con la reducción que se puede alcanzar al combinar la eficiencia en el consumo de combustible, la optimización logística, el cambio modal y la electrificación.

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