La repentina decisión de China de imponer nuevas limitaciones a las importaciones de ciertos residuoshace peligrar el destino de unos cinco millones de TEUs. Esta normativa, que entrará oficialmente en vigor el 1 de marzo de 2018, ha sorprendido a muchos de los involucrados en el negocio de la gestión de residuos y el reciclaje, en los que las autoridades chinas confiaban hasta ahora para este tipo de tareas.
Encontrar alternativas no será fácil, ya que China suele importar unos 30 millones de toneladas de residuos de papel cada año y ocho millones de toneladas de residuos plásticos, prácticamente la misma cantidad que en el resto de países del mundo juntos, según recoge el último informe de la consultora Drewry.
Otros mercados, como La India, Vietnam o Malasia serán probablemente las primeras opcionesde las navieras, pero estos países no cuentan con la capacidad necesaria para realizar el trabajo que hasta ahora realizaba China.
Desde julio de 2017, los operadores que suelen transportar este tipo de materiales se han mostrado cautos en sus envíos, hasta estar seguros de qué constituía un envío legal y qué no. Por su parte, los importadores chinos han reducido sus pedidos por miedo a ser multados por las autoridades o perder sus licencias para operar.
El pánico se ha apoderado de las navieras, conscientes de que los contenedores con residuos de papel podrían permanecer bloqueados en los muelles durante largos periodosde tiempo hasta que su contenido fuera inspeccionado a fondo. Por ello, numerosos operadores se plantean adaptar sus procesos para lograr que sus reservas sean aceptadas.
Estados Unidos es, con mucha diferencia, el mayor exportador de residuos hacia China y en 2016, ha enviado 13,2 millones de toneladas. También realiza este tipo de envíos a La India y México, con tres millones de toneladas cada uno. Por tanto, América también cuenta con la mayor cantidad de exportaciones consideradas prohibidas, seguida por Japón y Reino Unido.
Adiós a los envíos de papel y plástico
A menos que haya un giro dramático de los acontecimientos, los operadores pueden ir diciendo adiós a todos estos envíos de papel y plástico. En 2016, las importaciones de papel sin clasificar hacia China han supuesto 500.000 TEUs, mientras que las legales han supuesto otros dos millones de TEUs.
Sin embargo, si se tienen en cuenta todos los productos de menor volumen que se verían afectados por la nueva normativa, serían entre cuatro y cinco millones de TEUs los que peligran, el equivalente a casi un 3% del tráfico mundial de contenedores llenos.
Claramente, los volúmenes desde Estados Unidos y Europa hacia Asia no alcanzarán ya las cifras que podrían haber alcanzado sin esta decisión gubernamental, pero no está todo perdido, ya que el aumento de las tasas de carga podría contribuir a mejorar esta situación.
Por el momento, no está claro si las navieras están en condiciones de cumplir con los objetivos de calidad que busca China, por lo que es probable que gran parte del tonelaje susceptible de no cumplir sus requisitos acabe quemado o en un vertedero y no embarcado en portacontenedores.